Tarta Corazón Nevado
Al igual que las tartas de manzana, hay infinidad de tartas de frutas. La frambuesa es una de ellas, y para mi gusto, ideal para hacer delicadas recetas de repostería.
Su sabor agridulce es magnifico para contrarrestar el sabor dulce de otros ingredientes, y esto es una buena noticia para los que no nos gustan los postres empalagosos.
La frambuesa roja o fresa del bosque es el fruto del frambueso o sangüeso. Hay diversas variedades y frutos de diversos colores.
Con ella podemos hacer mermeladas, cremas, zumos, compotas, etc. Cualquiera que sea la manera elegida de prepararla, acertaremos.
En España, para consumirlas frescas la mejor época va desde junio hasta septiembre. Destacar que es un alimento muy perecedero, por lo que hay que extremar los cuidados de conservación.
Es importante no almacenarlas unas encima de otras, sino lo más extendidas posibles y en frío.
Indudablemente, para saborear todo su sabor y textura hay que consumirlas frescas y elegirlas de color rojo intenso y con una piel tersa y dura, que no presenten ningún rastro de moho o que estén secas.
Para comprarlas podemos hacerlo en los mercados tradicionales de nuestra ciudad durante la época de cosecha. Cada vez es más frecuente verlas en estos puestos.
En los grandes supermercados las encontramos también envasadas y congeladas, más apropiadas para hacer sorbetes, batidos y cremas por el agua que sueltan una vez descongeladas.
En esta ocasión he elegido una exquisita tarta de queso y chocolate blanco en pasta quebrada con frambuesas como adorno. Al no ser tiempo de frambuesas he tenido que hacerla con frambuesas congeladas, y aunque de sabor está muy rica es muy mejorable con las frescas.
Os ánimo a probarla.
