Cuarto argumento que la gente utiliza para no realizarse: Me da pena, que dirán de mí
“Me da Pena, qué dirán de Mí”
Otra justificación y muy poderosa por cierto es esa que paraliza a las personas a actuar por temor al que dirán. Esta se manifiesta a través de la conducta complaciente de las personas que con el ánimo de quedar bien con todo el mundo terminan vendiéndole el alma al diablo. Aunque le parezca extraño hay entre las personas que son muy amables un grupo que realmente no lo es, sólo son personas que temen contradecir a los demás de alguna manera y con tal de estar bien con ellos, son increíblemente amables como estrategia para adaptarse de cualquier forma. Una cosa es ser complaciente y otra muy distinta es ser amables.
Las personas que tienen como conducta atípica “complacer a los demás” son de aquellos que se la pasan preguntándole a cuanta persona se les cruzan qué opinión tienen respecto a las cosas que hacen o aquellas que planean hacer. Su objetivo básico es buscar la bendición y el beneplácito de los demás para sentir la seguridad de un respaldo que de respaldo no tiene nada.
Cuidado porque usted se puede volver adicto a la aprobación ajena. Y si sufre de esta adicción cualquiera de sus proyectos tendrá que pasar por las opiniones “críticas” de esos que seguramente se las van a dar de expertos.
Lamentablemente hay personas que bajo falsas argumentaciones han limitado tanto sus vidas que no contentos con esto, se van con todo lo que pueden a limitar a los demás. Con una habilidad casi pasmosa despliegan desde su manera de hablar palabras que destilan veneno y van carcomiendo lentamente al “complaciente” hasta que lo fulminan. Mucho cuidado, porque gente así asesina los proyectos de cualquiera.
“Es que todo el mundo dice que esa carrera no sirve, que de ese negocio nadie vive, que el matrimonio es un MAL necesario”, yo te pregunto, ¿quién es todo el mundo?, a mí no me has preguntado y podría señalarte a cientos a los que tampoco has cuestionado. Todo el mundo suelen ser personas cercanas con las que compartes tu vida, y terminas por validar sus consejos siguiendo sus instrucciones comos si fueran dogmas, o la última palabra versada sobre el tema.
Lo peor es que muchas veces ese que nos dice esas cosas son personas que por sus oficios nos los encontramos ocasionalmente. El peluquero, el tendero, el compañero de bus, de avión, pero hay otros que por su nivel de relación con nosotros su opinión adquiere niveles muy altos de importancia. Es el caso de los amigos cercanos o de la pareja.
He visto gente, sin importar si son ocasionales o cercanos que se vuelven “críticos” y desacreditan por ejemplo la carrera de la medicina, SIN SER MÉDICOS. Desacreditan con una facilidad una carrera de ser empresarios, sin nunca haberlo sido, quizás toda la vida llevaron en secreto la frustración de no haber tenido su propio negocio mientras eran empleados, ahora desarman los sueños empresariales de cualquiera que se les acerca con esa intención.
¿Cómo es posible que usted termine con un proyecto por personas que en nada tienen aunque sea una pizca de autoridad en el tema?, Podrá ser un familiar suyo, pero si le ama y desconoce del tema que habla le dirá con justa razón que se asesore de alguien que SEPA de eso.
Deje de estarle pidiendo la bendición a todo el mundo. Si le sirve de consuelo, sepa que siempre habrá gente que no le va a gustar lo que hace, que lo va a considerar ridículo, que se va a burlar de usted.
Acostumbro a preguntar cuando tengo cierto tipo de inquietudes sólo a ciertas personas que según mi parecer son sabias y a otras que según estos sabios, también lo son. Y aunque consiga la opinión de la mente más preclara que existe, en últimas el que toma la decisión es usted. Y ¿si se ríen? Créame habrá gente que sí. Y ¿Si me critican? No se preocupe, lo harán. Y ¿Si por equivocarme se regocijan en mi tropiezo? Tranquilo, eso también le pasará. ¿Sabe qué es lo más gracioso? Es que si usted no hace nada en la vida, también por eso lo criticarán, se reirán de usted y le generarán sentimientos de culpa.
Me gusta lo que dice Eleanor Rooselvett, “haz lo que en el corazón sabes que es correcto, porque de todos modos te criticarán. Tanto te condenarán si lo haces, como si no lo haces”
Si usted decidió estudiar esa carrera que ama de corazón profundo, esa carrera que hace vibrar su espíritu, esa que despierta la fuerza de su pasión, que lo mueve, no lo piense dos veces, no termine siendo la persona profesional que le dedicó tanto tiempo a una carrera académica sin quererlo, sólo porque los demás le aconsejaron que esta profesión si era la correcta y la que usted quería no.
A un gran hombre a nivel financiero, destacado y con mucho éxito le preguntaban sorprendidos los periodistas por qué había dejado todo lo que había logrado, una calidad de vida envidiable por dedicarse a la pintura. “Pregúntenme más bien – dijo el exitoso empresario – cómo he logrado vivir tanto tiempo haciendo algo que no me gustaba”.
Otra persona, destacada de manera sobresaliente en el mundo político y empresarial de Colombia sorprendió al país político y empresarial cuando dejando los lujos terrenales, se fue en busca de la riqueza espiritual cuando ingresó al Seminario Mayor de Bogotá. Estos dos casos son dos ejemplos entre tantos otros de personas que valientemente se dedicaron a hacer eso que el corazón les gritaba que debían hacer.
Es increíble pero de los obstáculos que he mencionado hasta el momento este es uno de esos que se llevaría honores. He visto personas increíblemente capacitadas con unos talentos y habilidades simplemente excepcionales diciéndome que les encantaría dictar charlas y conferencias como yo lo hago. Si ellos lo hicieran debería a entrar a esforzarme 100 veces más, pues son personas increíbles cuando de transmitir ideas en público se trata, sin embargo al invitarles a que lo hagan, se disculpan con “no creo que lo haga bien, que tal que no les guste” y allí deploran un sueño que ni siquiera alcanzó a germinar.
¿Qué no le guste a quién? Y si es así ¿qué pasa?, igual habrá personas a quien le guste lo que hace. Mejore, pero no se subestime y mucho menos por comentarios de personas que invadidos por una inercia e invalidez interior pretenden llevarlo a usted al infierno en el que ellos viven producto de su propia frustración.
Siempre va a haber personas que lo van a criticar, van a tratar de incomodarlo, haga un esfuerzo sobre humano de voluntad y carácter, guarde silencio, escuche y siga de largo. Sea respetuoso, pero siga de largo.
Una cosa es clara, cuando usted se decida a hacer eso que quería después de unos días le aseguro que podrá preguntar ¿dónde están los que critican? Ante la ausencia de la víctima, los criticones desaparecen. Sin Carnada, no hay Pirañas.
Sé cómo puede llegar a sentirse frente a un nuevo proyecto. La necesidad de seguridad es imperiosa, y cualquiera que le de una idea resulta como un salvavidas en medio de un mar desconocido. Le comparto cuatro (4) puntos que a mí me han sido de muchísima utilidad para evitar estar buscando en todas partes lo que no se me ha perdido.
- Busque a una persona que tenga experiencia, que haya obtenidos resultados importantes en eso que usted pretende emprender. Busque a un empresario si lo que quiere es iniciar un negocio, a un profesional si lo que desea es estudiar un área en particular, pero recuerde buscar a alguien que haya tenido éxito y a su vez, que sea una persona propositiva, sabia y con una buena visión del futuro. Porque de lo contrario saldrá muy desanimado de su búsqueda de consejo
- Busque información escrita. La información en tal sentido es abundante. Sin embargo se va a enloquecer si pretende abarcarlo todo. Sea selectivo y bajo su juicio y la de la persona a la que le pidió consejo, haga acopio de la información necesaria para formarse una opinión
- Valore su experiencia. Acuda a su propia historia en el tema y si no la tiene, igual usted también tiene un juicio, opiniones, ideas que cotejadas le resultarán de mucha ayuda
- Tome la decisión. Arriésguese. Nadie puede tomar la decisión por usted, más que usted mismo. Ese es un papel que es de absoluta responsabilidad suya. Tómese un tiempo para luego pensar y luego decídase. Sea valiente y actúe en consecuencia. Seguramente encontrará voces en contra, voces críticas, hasta insultantes, voces consejeras, pero si prestamos oídos a cuanta persona se nos atraviesa para poder tomar decisiones nunca lo haremos. Puede ajustar mientras camina, pero sea valiente y de el primer paso luego el segundo y así hasta dar con lo que quiere. En el camino irá haciendo usted los ajustes.
Y no se preocupe más por el que dirán, recuerde que sin carnada no hay pirañas.