Velocidad y ritmo

Una vez aplicadas las técnicas anteriores, es necesario llevar una correcta velocidad y ritmo en la lectura o locución de un mensaje. Lo más frecuente, es encontrar dos tipos de emisores en función de la velocidad lectora o hablada. Ambos tipos de emisores alteran la recepción y comprensión del mensaje.

La boca

  1. Aquellos que leen y hablan a demasiada velocidad.
  2. Aquellos que leen y hablan a demasiada lentitud.
  • En el primero de los casos, el oyente se sentirá agobiado e incluso molesto al recibir el mensaje, ya que no será capaz de prestar atención a todo el contenido del discurso. Dicha celeridad puede alterar la sonorización del mismo.
  • En el segundo caso, la lentitud de la locución lleva al oyente a un estado de aburrimiento que le hará abstenerse en ocasiones del contenido del discurso.

 

Existen ejercicios que mejoran la velocidad y ritmo de la locución.

  1. Hacer inflexiones más marcadas acentuando con mayor hincapié los signos de puntuación.
  2. En la mayoría de los casos, la lentitud en la lectura y en el habla se debe al déficit de desarrollo en la musculatura de la lengua. Para ello, la lectura continuada de trabalenguas ejercita dicha musculatura y permite con el tiempo lograr una velocidad correcta del habla.

Ejemplos de trabalenguas para practicar:

Trabalenguas nivel 1.

  • Cansadas, cargadas, rapadas, marchaban las chavas; calladas, calmadas, bandadas de gatas las ratas cazaban; las ranas cantaban, llamaban, saltaban, y al saltar sanaban de su mal astral.

Trabalenguas nivel 2.

  • ¡Señor qué calor, sin par, rendidor, que por dar sabor de color local provoca un hedor de puro sudor! ¡Señor que calor!

Trabalenguas de nivel 3.

  • Babeaba la pava, papando papeles, y vaporizando los pelos y el velo; velaba la pava, pelaba la baba, y probables brotes de plena pobreza la pava papaba, papeles babeando.

 

Para lograr una correcta velocidad, debemos hablar y leer siempre explicando el contenido al público, presente o no en la sala, haciendo especial énfasis en las inflexiones que junto a los signos de puntuación marcan la velocidad adecuada para una excelente locución.

La velocidad del mensaje influye directamente en el ritmo de la locución. Un consejo fundamental para controlar nuestra velocidad, consiste en hacer grabaciones de nuestras lecturas o discursos controlando con ello el número de palabras por minuto que empleamos.

Para ello, utilizaremos como medida la siguiente relación de PPM (palabras por minuto).

 

Medidas comunes para evaluar la velocidad y ritmo en la locución.

  • Velocidad adecuada: 200-300 PPM
  • Velocidad levemente mejorable: 400 PPM
  • Pérdida del 50% de la comprensión y atención del mensaje: 1000 PPM
  • Pérdida del 70% de la comprensión y atención del mensaje:6000 PPM

De esta forma podemos saber si nuestra velocidad, y por lo tanto nuestro ritmo de lectura y habla, son adecuados para la comprensión del mensaje.

María Bengoa Puente

Periodista freelance- Redactora- Locutora- Community Manager y Social Media Manager

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