La atención temprana

Los bebes, nada más nacer, presentan preferencias atencionales por unas cosas más que por otras, así van a prestar mayor atención, por ejemplo, ante un objeto de un color vivo que ante el mismo objeto de color blanco o gris o que prefieren la voz humana antes que el sonido de cualquier otra cosa, tienen también preferencias por objetos en movimiento frente a los estático, siempre y cuando la velocidad esté ajustada a su capacidad para seguir el objeto con la vista.

Pocos meses después de nacer la mirada de los bebes se centra, de todas las cosas que lo rodean, en la cara de las personas, ya que reune todas las preferencias atencionales antes definidas, tiene sonido cuando hablamos, se mueve, es conocida, tiene contrastes y colores, etc., a todo esto hay que sumar que el adulto adapta sus movimientos y acciones según la edad del bebé.

            En torno a los 9 meses, la relación de unión que integra al bebé y a sus cuidadores se empieza a dirigir al mundo de personas y objetos que rodean a la diada comunicativa.

En este contexto aparece un tercer agente en las conversaciones de los bebes y sus cuidadores como son los objetos, ya que van a empezar a interesarse por otros estímulos.

            A partir de los 2 años y gracias al desarrollo madurativo y cognitivo, los niños/as van a empezar a poder controlar, adaptar y planificar su atención.

Ésta no va a estar tan ligado a lo que los adultos les indiquen sino que van a poder discriminar objetos que no les son interesantes y fijar la atención en algo que sea más de su interés.

A los 4 años la atención empieza a tener características estratégicas. Niños y niñas van siendo capaces de llevar a cabo tareas más complejas que requieren planificación.

Hacia los 5 ó 6 años pueden concentrarse realizando una actividad, es decir, son capaces de mantenerse realizando una misma actividad, preferentemente un juego, hasta siete minutos como media.

Junto a un mayor control, la atención va ganando adaptabilidad y flexibilidad ante las situaciones o tareas.

Esto es fundamental, ya que en el futuro va a permitir centrar la atención en una tarea concreta y por tiempo prolongado optimizando las capacidades cognitivas al emplearlas de acuerdo a sus necesidades, propósitos y metas.

Una buena idea para trabajar la atención de los niños y niñas de estas edades, es aumentando paulatinamente el tiempo que están expuestos a una tarea concreta.

Así deberemos buscar juegos o actividades que sean de interés para el niño/a y una vez encontrado trabajar con ellos haciendo interesante el juego para captar su atención.

Lo ideal es que lleguen hasta los 20 minutos centrados en una tarea concreta sin querer cambiar de actividad, esto está relacionado con el éxito escolar, ya que les va a permitir controlar la atención por más tiempo.

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