Criterios para el diagnóstico y tratamientos de la enfermedad de Alzheimer

  1. Demencia establecida por un examen clínico, documentada por el test Mini Mental State, la escala de deterioro de Blessedy confirmada por tests neuropsicológicos.
  2. Déficit en dos o más áreas cognitivas.
  3. Empeoramiento progresivo de la memoria y de otras funciones cognitivas.
  4. Ausencia de trastornos de la conciencia.
  5. Inicio a menudo después de los 65 años.
  6. Ausencia de otras enfermedades sistemáticas o neurológicas que puedan explicar estos déficits.

 

Tratamiento de la enfermedad

Todavía en nuestros días no existe ningún tratamiento que cure definitivamente el Alzheimer, esta enfermedad sigue un proceso más o menos rápido hacia un deterioro severo que precisa ayuda en todas las actividades básicas de la vida diaria. Sin embargo, en las fases inicial y media de la enfermedad, medicamentos como los inhibidores de colinesterasa pueden prevenir el empeoramiento de algunos síntomas durante un tiempo y mejorar la memoria, la conducta y el funcionamiento cotidiano.

También se han llevado a cabo trabajos relacionados con el uso de antiinflamatorios, antioxidantes o estrógenos, que también parecen tener un efecto ligeramente reductor de la enfermedad.

Por otro lado, existen tratamientos que ayudan a controlar los síntomas psicológicos y conductuales que aparecen con esta enfermedad, mejorando en cierto modo la calidad de vida de los pacientes.

La depresión, por ejemplo, aparece frecuentemente en las fases iniciales. Por otro lado, también deben controlarse síntomas como el insomnio, la agitación o las alucinaciones. Es muy importante tener en cuenta no abusar de los fármacos, ya que pueden producir el efecto contrario al deseado y resultar nocivos para la salud del sujeto.

La alimentación artificial es uno de los tratamientos posibles para estos pacientes. La sonda nasogástrica (tubo que va desde la nariz al estomago y por el que se meten líquidos, alimentos y fármacos) es una alternativa para pacientes que no pueden comer, pero es muy importante valorar los riesgos y beneficios.

Un último aspecto a tener en cuenta es el tratamiento paliativo. Este permite dar al paciente calidad de vida y bienestar cuando vemos que no hay una gran mejoría posible, intentando curar lo que se pueda. Lo que procura es calmar o consolar el dolor. Optar por ellos significa afrontar la enfermedad y la muerte de manera natural. Lo que importa es la calidad en estos tipos de tratamientos, es la calidad de vida más que la cantidad.

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