El creador de la terapia floral
El fundador y creador de esta terapia fue el Dr. Edward Bach, quien nació en Inglaterra el 24 de septiembre y falleció el 27 de noviembre de 1936. El Dr. Edward Bach poseía numerosos títulos académicos que alcanzó a lo largo de su vida; fue especialista en patología, bacteriología y homeopatía. Empezó sus estudios de medicina en 1906 en la Brimingham University y se trasladó después al University College de Londres donde terminó sus estudios en 1912.
El Dr. Bach tenía la creencia de que el estado mental tenía un efecto poderoso en la salud física del individuo y lo confirmó con la experiencia. Aspiraba a un enfoque más integral de la medicina, se vincula con la homeopatía y acepta entonces un puesto en el hospital Homeopático de Londres.
Bach había estado trabajando hasta ahora con las bacterias, pero quería encontrar remedios más puros y menos dependientes de los productos de la enfermedad. Empezó a recolectar plantas y en particular las flores, con la esperanza de poder crear una serie de remedios más suaves.
En 1930 estaba tan entusiasmado con la dirección que había tomado su trabajo que se marchó de Londres con la determinación de dedicar el resto de su vida a un nuevo sistema de medicina, que estaba seguro de poder encontrar en la naturaleza.
Después de años de ensayos y errores,que implicaban la preparación y las respectivas pruebas de miles de plantas, encontró en una el remedio que buscaba. Cada uno estaba enfocado a un estado mental o anímico específico. Se dio cuenta de que al tratar las personalidades y sentimientos de sus pacientes, sus padecimientos y sufrimientos físicos se aliviaban de manera natural, al activarse el potencial de curación de sus cuerpos, permitiendo que volviese a funcionar nuevamente.
En los caminos y en los campos encontró los remedios restantes que necesitaba para completar las series. Por aquel entonces su cuerpo y su mente estaban en tal grado de sincronía con su obra, que sufriría el estado emocional que necesitaba curar y probaría las plantas y flores hasta encontrar la que le ayudaría. De esta manera, a través de un gran sufrimiento y sacrificio personal, completó la obra de su vida.
Después de anunciar que su investigación sobre los remedios había concluido, falleció en paz; tenía tan sólo 50 años. Dejó atrás una vida de experiencia y esfuerzo y un sistema de medicina que se utiliza en todo el mundo y que hoy ponemos en sus manos de una forma amena.
