La ansiedad como rasgo de personalidad

Como comentábamos en la lección 8, no se debe confundir la personalidad ansiosa o las reacciones de ansiedad en una situación concreta, con los trastornos de ansiedad.

Consideramos que la ansiedad, es un mecanismo adaptativo sano que en moderación nos ayuda a prepararnos ante una amenaza.

Reaccionar con ansiedad ante un estímulo, es una respuesta normal.

Por ejemplo, una discusión con el jefe en el trabajo o con la pareja nos puede poner en alerta y activarnos para responder eficazmente en ese contexto.

La ansiedad como estado puntual no es un signo de patología.

 

Pero también la ansiedad, puede presentarse como un rasgo de personalidad, donde el individuo tiende a preocuparse en exceso y sufrir síntomas ansiosos sin que por ello se deba considerar como una patología.

Un rasgo es un atributo o característica de la personalidad que suele mantenerse en el tiempo, a veces desde la infancia.

Las personas que presentan el rasgo de personalidad ansiosa muestran más propensión al miedo, a la inestabilidad emocional, a preocuparse excesivamente por todo y a sentirse tensos.

Tener una personalidad ansiosa hace que atendamos de forma diferente lo que sucede en nuestro entorno, pero inicialmente siempre ha de contemplarse desde el punto de la normalidad.

Por ejemplo, reaccionar con cierta ansiedad ante unas pruebas médicas estaría dentro de la normalidad. Sentirse ansioso y desarrollar pensamientos negativos, crisis de angustia, insomnio y malestar creyendo que serán unos resultados desastrosos, no.

 

La mayoría de autores, consideran que las personas con una personalidad ansiosa tienen una mayor predisposición para desarrollar problemas psicológicos relacionados con los trastornos de ansiedad.

La personalidad ansiosa no es considerada como un trastorno, pero actuaría como un antecedente. En los sujetos con un trastorno de ansiedad diagnosticado, frecuentemente se puede observar la existencia de unos patrones de personalidad con rasgos ansiosos previos.

Esto no implica que la persona que tiene unos rasgos ansiosos como forma de funcionar deba de desarrollar un posible trastorno patológico.

Responder con ansiedad excesiva en la vida diaria puede comportar un trastorno de ansiedad

 

En los trastornos de ansiedad, se observa un exceso en la frecuencia, duración e intensidad de las respuestas.

En estos casos, el mecanismo de respuesta de la ansiedad es excesivo. El individuo se siente superado por sus síntomas y desarrolla un sentimiento intenso de indefensión. Las respuestas fisiológicas y psicológicas son desmesuradas, pudiéndose presentar en ausencia de cualquier amenaza real.

En consecuencia, el funcionamiento cotidiano de la persona se ve alterado en diversos ámbitos.

No poder comer en presencia de otras personas por miedo a tener un ataque de ansiedad y desarrollar conductas de evitación de situaciones sociales, sería un ejemplo de patología ansiosa.

 

Los trastornos de ansiedad son diversos y su diagnóstico siempre depende de la evaluación de un equipo especializado.

Roser González

Licenciada en Psicología. Terapeuta Clínica. Master en intervención social y comunitaria.

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