Diseño del Plan Personalizado
En la lección referida a los ‘Consejos y Métodos Prácticos para el Facilitador’, se han distinguido dos tiempos o fases distintas. Una etapa ‘preparatoria’ (que es la que acaba de finalizar con la lección precedente), y una fase ‘operativa’, que es la que se inicia con la presente, cuyo cometido es ofrecer pautas para que el Facilitador pueda diseñar el mejor plan terapéutico para cada persona.
A estos efectos, lo primero que debe decirse es que un proceso para el control del estrés, aunque no es una cuestión matemática, supone -de todas maneras- confeccionar (en el tiempo que media entre el primer encuentro y el segundo), un cronograma de temas iniciales para ser abordados consecutivamente, aún cuando un mismo aspecto deba prolongarse y ser retomado en más de una sesión.
En este marco, las primeras pistas para el diseño personalizado se obtienen de las respuestas que dio la persona a las preguntas del cuestionario del primer encuentro; de las percepciones y conclusiones iniciales del propio Facilitador; y –centralmente- de las manifestaciones comunes del estrés en las personas.
En otras palabras y como ya se dijo, el estrés puede afectar de distintas modos y maneras. Sin embargo, habitualmente produce algunos trastornos cuyos síntomas son comunes a todos los afectados.
Es decir, de la multiplicidad de síntomas que puedan aparecer, algunos de ellos están casi siempre presentes en toda persona estresada.
La siguiente gráfica, ilustra -precisamente- los principales signos comunes del estrés:
A partir de esta sintomatología común, normalmente perceptible en la mayoría de los individuos que están bajo estrés, se darán los primeros pasos para el diseño de todo plan terapéutico personalizado, como se verá en las siguientes lecciones.