Pago a Empleados
Va de cuento: Tuve un cliente que es economista y tiene un negocio de limpiadores biodegradables. Le reportaban 15 vendedores cuyo ingreso era básicamente por comisiones; la entrega de comisiones era cada semana (los viernes por la tarde).
Cierta ocasión (un martes) en que les daba curso de entrenamiento de ventas, uno de ellos se quejó del jefe, porque aún no les había pagado sus comisiones. Habían pasado viernes, sábado, domingo, lunes y martes por la mañana sin un quinto.
De inmediato me dirigí a la oficina del jefe y le comenté que no me parecía justo que les retrasara el pago de comisiones a sus vendedores; a lo que replicó: -si yo, que soy el dueño, muchas veces me quedo sin comer porque no traigo dinero en la cartera, ¡de qué se quejan estos tales por cuáles! A regañadientes les comenzó a pagar como si les estuviera haciendo un favor; a los pocos días, cancelé el contrato que tenía con él y nuca más lo volví a ver.
Usted amigo lector-a si es el dueño o gerente, que ni se le ocurra detener el pago de sus empleados (no importa la causa, ni la excusa). El dinero de la nómina es sagrado; no es justo que las familias de sus empleados sufran sólo porque usted es mal organizado, o porque no planea adecuadamente; o porque se le olvidó hacer una cobranza, etc.
Colofón de este capítulo: Quítale el bozal al buey, para que él coma también del fruto de su trabajo.