Curiosidades sobre la neuropsicología aplicada a la educación
Ser malvado es fácil si recibimos órdenes
Stanley Milgram llevo a cabo una serie de experimentos sobre hasta qué punto los humanos llegamos a realizar actos deleznables cuando recibimos órdenes. Hasta que punto ser malvado es fácil, siempre y cuando nos lo ordene otro y no sea por propia voluntad. Milgran pidió a varios voluntarios dar descargas eléctricas a extraños, de los cuales solo un pequeño porcentaje se negó a realizar tal acto.
Enseñando al cerebro a empatizar
Una de las aplicaciones más esperanzadoras de la neurociencia es que, tras describir las bases del comportamiento humano, pueden potenciarse aquellas conductas que nos permitan vivir más felices con nosotros mismos y nuestros semejantes. Una de ellas es la empatía hacia distintos grupos sociales, de especial importancia en este tiempo en el que los refugiados, el terrorismo, la xenofobia y la inmigración están a la orden del día.
En la investigación se estudió la actividad cerebral en dos situaciones. En la primera de ellas el sujeto establecía una relación positiva con alguien de su mismo grupo social (edad, cultura, etcétera) y, en la segunda, con alguien extraño a él. Para hacerlo, se le generaba dolor al sujeto y una persona de su mismo grupo social o de otro podía, mediante una acción altruista, evitar este daño. En un principio, se observaba una menor activación cerebral cuando se veía a una persona de otro grupo social sufrir dolor. Sin embargo, tras unas pocas acciones altruistas por parte de personas distintas, se observaba un incremento muy significativo de la respuesta cerebral.
Por tanto, se concluye que unas pocas acciones positivas aumenta fuertemente la empatía del cerebro. Esto se debe al comportamiento profundamente social del ser humano, cuya supervivencia depende críticamente de otras personas. Por otro lado, este estudio es prometedor porque demuestra que simples acciones pueden hacer que se creen vínculos entre grupos sociales aparentemente muy distintos entre sí.