El uso del juego en las dinámicas de grupo

En el funcionamiento diario de un grupo es muy importante la realización de juegos. Estos pueden tener o no fines concretos, pero nos centramos en este momento en el juego como herramienta para el grupo, como antes hemos hablado de las dinámicas.

Un buen momento para realizar un juego es al iniciar la actividad del día (por ejemplo, una dinámica de grupo) ya que sirve para concentrar al grupo e ir entrando en situación. De esta manera ya se está realizando una labor en común, que facilitará la motivación de todos para continuar la actividad. Además de para divertirse y relajarse entre actividades, el juego tiene la función de reflejo de situaciones reales, que bien podríamos emplear durante la actividad.

 

Pero el encargado de realizar el juego debe tener en cuenta una serie de factores que lo condicionan, como el número de participantes, sus respectivas edades y capacidad de entendimiento, su seguridad, las condiciones climáticas, el lugar y materiales disponibles así como los juegos anteriores que haya realizado el grupo, lo que le permitirá un nivel más alto o más bajo.

 

También debe ser creativo (lo que desarrollarán también los miembros del grupo) para no repetir los juegos a lo largo de varias sesiones, para, de esta forma, mantener la atención e intensidad de todos los miembros. Dos últimas consideraciones: 1) adecuado uso de juegos cooperativos, para que los que pierdan no se sientan desplazados, y 2) atención a la finalización del juego para no extenderlo en demasía para así mantener el interés para la próxima ocasión.

12.- DINÁMICAS Y JUEGOS DE PRESENTACIÓN.-

 

 

Por muy lógico que parezca, esta serie de actividades es tremendamente útil cuando se está formando un nuevo grupo o bien cuando un nuevo miembro da los primeros pasos para incorporarse al mismo. En uno u otro caso la incertidumbre ocupa gran parte de la mente del nuevo miembro del grupo. En ambos casos las dudas son muy importantes, pero me atrevería a decir que aun lo son más en el caso de la incorporación a un grupo ya formado y que funciona basándose en sus propias normas y costumbres. Estas dudas podemos resumirlas en los siguientes aspectos:

 

- ¿Qué es esto? ¿Dónde me he metido? La persona está llena de dudas, y quiere conocer, tiene ansia por saber. Quizás sólo sepa lo que le han contado del grupo, pero todo ello lo va a comprobar siendo un miembro más del mismo. Va a prestar mucha atención a cada movimiento, a cada gesto. No sabe cómo va a desarrollar esta nueva experiencia, porque no tiene muy clara la composición del grupo, ni su forma de funcionar, ni de comportarse,... Va a prestar especial atención a lo que haga / diga el coordinador del grupo, que tiene el papel de ayudar al nuevo miembro en sus primeros pasos para que se vaya adentrando en la dinámica del grupo.

 

- ¿Cómo son mis compañeros? El nuevo miembro mantiene el ansia por conocer. Está desarrollando una nueva experiencia en la que el factor tiempo será importante para lograr los frutos deseados. Por ello, está deseoso de conocer a los compañeros con los que compartirá esta experiencia. En este caso, el coordinador facilitará el conocimiento de los nombres del resto del grupo así como las relaciones, para lo que podrían llevarse a cabo tareas por equipos, de forma que se facilite la integración

en el grupo. El nuevo miembro tendrá los ojos bien abiertos para tener una primera impresión de sus compañeros pero sin sacar conclusiones, ya que será en el trabajo y la realización de actividades conjuntas donde conocerá realmente a cada uno de sus compañeros.

 

- ¿Y yo? ¿Cómo me comporto? ¿Cómo me ven ellos? Esta es una cuestión de confianza en uno mismo, que indudablemente, es normal, genera dudas a la persona cuando se adentra en una nueva experiencia, en este caso, en un nuevo grupo con personas desconocidas. Crecen las dudas porque no sabe si debe “actuar” o comportarse como realmente es. No sabe nada, de ahí el ansia por saber, por conocer. No sabe cómo será la primera impresión que dé al resto de compañeros, ni si le integrarán en el grupo o bien le rechazarán por ser nuevo,... No sabe siquiera si podrá superar su propia timidez ante esta situación... De todos estos aspectos debe estar muy atento el coordinador del grupo, para hacerlo sentirse lo más cómodo posible ante el primer contacto. Dos aportaciones en mi opinión: que la persona se comporte como realmente es, dándose a conocer al resto de compañeros, lo que facilitará su integración en el grupo; y una segunda, dirigida al coordinador: que comente su propia experiencia de la primera vez que pasó por alguna situación similar, de forma que el nuevo miembro tenga en él un espejo que le sirva de referencia en sus actuaciones.

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