La vista
La vista ha sido uno de los sentidos más estudiado, debido a la importancia que el ser humano le adjudica para percibir el mundo que nos rodea.
La visión nos va a suministrar abundante información sobre el ambiente y los objetos y personas que se encuentran en él, en relación al tamaño, forma, ubicación, estado, así como colores, texturas, etc.
En torno a la vista, tradicionalmente, se había tenido la certeza de que los recién nacidos no tenían desarrollado este sentido y por tanto no podía ver, sin embargo y aunque todavía queda mucho para desarrollarlo como un adulto, este sentido está más avanzado de lo que en un principio se pensaba.
Así, un recién nacido puede ver si se le presenta adecuadamente un estímulo, como puede ser una mano que se desplaza lentamente en una distancia determinada dentro de su campo visual.
Cuando el bebé tiene unas pocas semanas de vida, ve el mundo que le rodea de manera borrosa, sin embargo, el recién nacido, es capaz de distinguir unos colores de otros, como lo muestra el hecho de que prefieren fijar la mirada ante un estímulo de color rojo, por ejemplo, más que a un objeto blanco o gris. Como hemos comentado anteriormente, serán necesarios varios meses para pasar de la visión borrosa del principio a una visión nítida y refinada.
A los 3 meses de vida, la visión habrá madurado considerablemente, dejando de ser borrosa, por lo menos ante determinadas situaciones de contraste de luz y distancias.
El seguimiento visual de los objetos en movimiento se hace más eficaz, porque los ojos dejan de moverse a sacudidas y son ya capaces de realizar un movimiento lento y controlado, es decir, los ojos convergen, esto les va a permitir alcanzar una mejora en la agudeza visual y en la tridimensionalidad.
Hacia los 4 meses, la visión sigue desarrollándose y alcanzando logros, en este caso, los bebes empiezan a diferenciar con mayor precisión las tonalidades de colores, como el azul, el rojo, amarillo y verde. Abren y cierran los ojos para enfocar mejor un objeto que se le presenta dentro de su campo visual, que será más amplio que el de hace unos meses.
En el primer trimestre de vida, los bebes ya son capaces de reconocer los rostros humanos y sentir preferencia por el de la madre o cuidador/a, incluso van a reconocer a éstas/os en fotografías o vídeos.
Hacia los 5-6 meses, la visión del bebé se asemeja más a la de un adulto que a la de un recién nacido en cuanto a profundidad, contrastes y percepción. La complejidad de la visión va más allá que ver objeto. Si un bebé se ha habituado a que un mismo objeto esté en una situación determinada, mostrará reacción ante el cambio de posición, por lo que reconoce la forma en su totalidad.