La presentación en público

7.1 Inicio de la presentación

Aprovechar los segundos iniciales al momento de realizar una presentación es fundamental. Cuando se comienza una exposición tocándonos el pelo o frotándonos las manos se está cometiendo un gran error. Los primeros siete segundos resultan imprescindibles ya que durante ellos el público se crea una impresión de quién tendrán enfrente. Por ello, lo que se debe hacer es aprovechar la potencialidad del lenguaje corporal para transmitir seguridad, tranquilidad y confianza.

a) Tomar una posición central. El centro de la escena es el medio del escenario y por ello lo primero que hay que hacer es dirigirse allí. Una vez tomada la posición central hay que mantener una postura erguida y abierta.

b) Dar una correcta ubicación a las manos. Las manos deben estar mirando hacia el frente y nunca ocultas, como cerrándose sobre sí mismas. Esto representa un punto muy importante y poco conocido en relación al lenguaje corporal.

c) Sonreír. Si bien resulta dificultosa la sonrisa como punto de partida es fundamental puesto que genera una empatía con el público y conecta con ellos. Además de lo anterior, una buena sonrisa ayuda a proyectar seguridad y comodidad siempre y cuando sea auténtica y no derivada de los nervios.

d) Mirar a la audiencia. Mirar a los oyentes es fundamental para que tomes conciencia del público al que te estás dirigiendo. Si es una audiencia grande podrán ser grupos, pero si son pocos tendrás la posibilidad de ir mirando de a uno y comprometiéndolos así con lo que estás exponiendo.

 

7.2 Cómo captar la atención del público

Para que el público centre su atención, es importante no dejarnos llevar sólo por la teoría, la práctica es muy importante, por lo que es aconsejable añadir experiencias personales para que los oyentes se familiaricen con el tema. Es decir, se debe “ilustrar”, adornar nuestro discurso con un toque de subjetividad que será el secreto de una presentación adulada. Cuando se cuenta una historia automáticamente las personas lo empiezan a imaginar, es instintivo, así funciona nuestro cerebro, cuando nos cuentan algo lo vemos dentro de una cabeza. Este despertar de la imaginación aleja el aburrimiento, pero no solo esto, sino que también con una historia las personas pueden comprender mejor tu mensaje y tus ideas. Darle vida y dinamismo a esas palabras, tan correctas pero tan planas es la clave. Por lo general, un orador no se da cuenta cuando pierde realmente a su público, sin embargo la audiencia si es muy sensible a la pérdida del mensaje. Esto ocurre porque usualmente un discurso promedio bien abarca una una hora de duración. Por esa razón debemos usar ilustraciones, ejemplos e historias para demostrar nuestro tema. Algunos oradores, por el hecho de exponer un tema de alto nivel intelectual aducen que no son necesarias las ilustraciones “infantiles” en sus presentaciones, que su audiencia es de un alto nivel como para usar ese tipo de métodos de comunicación. Sin embargo la realidad es otra, no importa el grado académico de tu público o lo serio que pueda ser tu presentación, todos somos humanos, e ilustrar una idea siempre agiliza el proceso de captación pero también, el de retención en nuestro cerebro. De hecho, algunos de los más reconocidos oradores a nivel mundial, consideran que si un orador no puede expresar sus temas en ilustraciones concretas, entonces ese orador todavía no tiene comprensión total sobre aquellos temas de los cuales está hablando. Hacer uso de alguna historia, o bien del humor bien acomodado deben de ser los primeros pasos cuando se inicia una presentación. existen dos aspectos a tener presente:

1. Lo primero es que tu relato o anécdota debe estar conectada a un problema referente a la presentación. No se debe contar una historia sólo por el hecho de ser personal o sólo por el hecho de ser graciosa, debe ser concerniente al contenido a presentar. En algunos casos, esto puede ser algo difícil porque sencillamente el tema a exponer no se presta para ninguna anécdota pero de todas maneras trata de conectarla a algo simple, a algo cotidiano y conocido.

2. Parecido a lo anterior, pero ahora tocante únicamente al aspecto de las ilustraciones o ejemplos, (a modo de parábolas). Estas también deben conectarse con tu tema, tal y como si fueran dos líneas paralelas, tu tema en concreto y acto seguido (si fuera necesario) una ilustración, así todo quedará relacionado y no serán elementos aislados. Peldaño por peldaño, las ilustraciones alcanzarán a la audiencia rescatándola de cualquier desvío. Para saber si estás distrayendo al público, o éste no centra su atención, sólo basta con fijarte en el auditorio. Esto lo puedes saber observando algunas señales que el mismo público te dará, los ojos de las personas comienzan a mirar a otros lugares, y ya no en tu persona como orador. Es usual que busquen distraerse con cualquier otra cosa, en algunos momentos podrían ponerse a escribir en notas pero no necesariamente apuntes referentes a tu tema, sino simplemente tachones o escritura sin sentido. Por supuesto, el síntoma más fuerte es sencillamente verlos cabecear o caer en sueño. Si esto llegará a suceder, será el momento de inyectarle a tu exposición energía e interés con algún ejemplo, y dejar la teoría plana por un momento. Por ello, para tus exposiciones debes aprender la habilidad de contar historias y ejemplos los cuales atrapen la mente de quienes te escuchan, una buena historia es breve e interesante, mejor aún si está cargada en cierto grado de humor. Esto te acercará a tu público y ya no serás un extraño, por ello ya lo sabes, si tienes buen conocimiento sobre tu tema ahora deberás de ilustrarlo, “empaquetado” de esta forma llega más fácil a su destino: las otras mentes.

 

7.3 Cómo conectarte con tu público

Cuando hablamos en público por razones profesionales, de estudios, comunales o bien simplemente para mostrar nuestras ideas ante un grupo de personas, es muy necesario establecer una unión, una relación con quienes nos escuchan, de esta manera sus mentes tendrán las puertas abiertas a nuestras palabras. Esto más que una técnica para hablar en público, viene a ser prácticamente un principio, si realizas tú presentación para vender algún producto o conseguir la afiliación de las personas en una red multinivel, necesitarás crear un vínculo de confianza con la audiencia, de igual forma sucede si te presentas ante un grupo de alumnos o un grupo de profesionales de tu trabajo, las personas deben sentirse unidas por quien les habla.

a) Cuidar los elementos físicos. Cuando de oratoria se trata, es muy común ver como a muchos oradores se les facilita el uso de un atril, mesa o algún otro mueble con el cual el exponente pueda colocar y ordenar ahí sus notas, o también últimamente su laptop; el problema con esto es que son muchos los no se animan a salir de ahí. No desean dejar su zona de seguridad la cual es justamente detrás del atril, lo usan como un medio de soporte psicológico, sin embargo lo que hacen con ello de manera “indirecta” es establecer una división, un alejamiento hacia el público, corta la relación y profundiza aún más división entre exponente y oyentes. No importa si el mesa es de vidrio, aun así si el orador no deja esa posición no podrá conectar verdaderamente con su público, especialmente si el atril es de un material no transparente, por ejemplo de madera como suele ocurrir. Un buen orador el cual quiera calar y establecer una relación más cercana con las personas que lo escuchan, saldrá de ese lugar y se moverá con libertad, aún otros más, hasta se moverán dentro de la audiencia misma; esto claro, si algunos factores se lo permiten, micrófono inalámbrico, tamaño del salón y demás. Que el público te vea, te aprecie, te pueda ver más de cerca es el inicio para establecer el vínculo; lo cual oculto y protegido detrás de un atril no se puede lograr.

b) Integra tu audiencia. Esta técnica resulta ser la más efectiva y poderosa cuando buscamos establecer una relación con los oyentes. Se basa en darles la palabra a tus oyentes, abrir un pequeño espacio para que algunas personas puedan dar su opinión o comentario. Para esto puedes hacer preguntas en general a la audiencia y ver si alguno se anima a responder, si lo hace al menos una persona, de seguro que otras más se le unirán.

C) Personas con intereses y necesidades. Este punto es muy importante y no solamente durante la exposición misma, sino también mientras la planeamos. La audiencia se encuentra realmente conformada por personas, y a su vez estas mismas poseen preocupaciones, necesidades e intereses; apunta hacia ellos y conectarás con tus oyentes. Presentar ideas o conceptos los cuales estén relacionados al público, despertará su interés: “lo que habla esta persona me interesa” “lo que habla es de provecho para mi situación”, este tipo de argumentos y otros parecidos son los que deben pasar por la mente de los oyentes.

d) Hacer uso de la conversación y no del discurso. EL discurso alejará a los oyentes del trema tratado y no va dirigido a todo tipo de personas, por lo que una conversación será más cercana, sin que sea informal o poco profesional, se trata de liberar de la presentación algunos formalismos que pueden hacerla rígida o fría.

 

7.4 El control de la voz

Junto con el lenguaje no corporal, durante la presentación la voz también es muy importante. Una persona con falta en el dominio de su voz puede conseguir que su presentación se vuelva monótona y aburrida, esto, aunque hable del tema más apasionante e interesante que pueda existir, el mensaje simplemente no llegará por falta de control en su voz. Igual sucede con los que tiene una voz débil o baja, que hace que el público se pregunte más de una vez qué es lo que está diciendo, dificultando su comprensión. Lo primero que debes de conocer, es que la voz tiene cuatro características principales: el ritmo, el volumen, el tono, y la articulación. Para llegar a tu público es necesario que desde ya empieces a dominar estas 4 características y así aprovechar el máximo potencial comunicativo de tu voz.

a) Ritmo: este  puede ser moderado, calmado y pasivo, o por otro lado, acelerado y lleno de energía; todo dependerá de tu propósito en la presentación. Si tu objetivo es persuadirlos y convencerlos (por ejemplo, como sucede en las ventas) tendrás que darle una carga de energía y de entusiasmo a tu voz, así ellos también entrarán en la misma sintonía contigo. Recuerda: tú puedes transferir tu estado de ánimo a las demás personas y un fuerte canal para ello, es la voz. Ahora bien, como bien lo hemos expuesto en otras ocasiones, en las presentaciones el entusiasmo también debe ser practicado. Toma un texto y analiza con qué grado de fuerza o de entusiasmo lees tales palabras, hazlo de diferentes formas y observa las diferencias.

b) Tono: este varía entre dos extremos o dos polos opuestos, son los agudos y los graves, los hombres comúnmente tienen una tendencia a una voz grave y las mujeres a una voz aguda, sin embargo ninguno es mejor que el otro, lo importante es el dominio del tono según el momento en que lo necesites, en ciertas ocasiones se requiere de un tono grave y en otro tiempo queda mejor un tono agudo. Para controlar el tono de la voz, puedes realizar ejercicios tal y como lo hacen los cantantes, se llaman “Escalas Musicales“. Comienza emitiendo un tono grave hasta que progresivamente llegues a emitir tonos más agudos.

c) Volumen: este es el factor que entendemos muy bien, es el nivel de sonido con que hablamos, en otras palabras son las ondas esparcidas en el aire, por ello el volumen está muy relacionado con el tamaño del espacio donde nos corresponda presentar nuestro proyecto. El volumen de tu voz también depende de tu estado de ánimo, si te encuentras nervioso o eres algo tímido/a tu volumen tenderá a disminuir, todo lo contrario si te encuentras enojado o con algún estado anímico muy alto. Practica pronunciando alguna vocal continuamente, mientras subes y bajas el volumen, pero sin variar el tono. El volumen por lo general es la característica más fácil de controlar.

d) Articulación: por último, pero no menos importante, tenemos el punto de la articulación, se resume a la correcta pronunciación de las palabras, lo cual se puede reforzar practicando con trabalenguas o con sílabas difíciles como por ejemplo: gra y con las otras vocales, gre, gri gro gru. Tla, tle, tli, tlo, tlu. Por supuesto, para una correcta pronunciación la respiración es fundamental. Una buena respiración desde el abdomen, te dará el aire suficiente para que tu voz se logre dispersar a un volumen, tono y ritmo adecuado. Una buena respiración siempre inicia en el abdomen y luego en el pecho. Practica realizando respiraciones profundas mientras pones una mano en tu abdomen y otra en tu pecho, siente como primero se llena de aire la parte abdominal y después el pecho.

 

7.5 Las metáforas

Como hemos comentado, dar a nuestro discurso una visión práctica es una forma de captar la atención de la audiencia, así como añadir experiencias personales y recursos estilísticos, uno de los cuales más utilizado es la metáfora. Según el libro de Poética de Aristóteles, se definen como “aplicación del nombre de una a otra mediante transferencia o transposición del género a especie, de especie a género, de especie a especie, o por vía de analogía”. Poseen la capacidad de ahormar nuestras emociones y nuestro pensamiento, desde el más cotidiano hasta el más técnico o político. La metáfora la podemos definir como una comparación entre dos términos que aparentemente no guardan relación alguna. Los términos de la metáfora son diferentes, están en diversos planos y el segundo es el que viene a explicar el tenor de la comparación. Éste tiene un contexto diferente y esa diversidad es lo que forma esta figura literaria, que emplean mucho los escritores en sus poemas y novelas. Un ejemplo de metáfora si estamos en un discurso sobre liderazgo profesional sería: “Debemos ser constantes para alcanzar la cima del éxito profesional”, hacemos una comparación del éxito con la cúspide, el punto más alto al que se puede llegar, llamando la atención de este modo a los oyentes y despertando su interés.

 

7.6 Lo que finaliza con la presentación: el ego del orador

Se trata del Ego como Orador, cuando ya has resuelto y vencido tus problemas de nervios, miedo y hasta de fobia, el acto de hablar en público se comienza realmente a disfrutar, es agradable que todos presten atención a tus palabras, te comienzas a sentir aún más orgulloso de tu desempeño y aquel buen sabor del éxito cuando tuviste con tu primera exposición satisfactoria, se comienza a convertir en algo más. Una presentación en la mayoría de los casos, va dirigida y se hace pensando en las personas, no para agrandar el ego el orador. Si hablas en público para incrementar tu ego dándole así más cabida a la soberbia, entonces ya has olvidado la razón fundamental (casi siempre) de la presentación, el público mismo. Puntos importantes para evitarlo:

a. Enfócate en el mensaje mismo y en que sea comprendido por los oyentes, que esa se convierta en tu tarea, en tu trabajo. Hacer que los demás comprendan muy bien el mensaje, eres un servidor.

b. Si gran parte de la presentación trata de ti, de tus logros, de tus experiencias, de tus posesiones, mejor modifícala. Es cierto, para romper el hielo y también para presentarte como persona, puedes expresar algunas anécdotas de propias y algunos datos en general, pero nada más eso es, algunas anécdotas, experiencias y generales de tu parte.

C No preparar la exposición con lo que quieres decir, sino más bien con lo que ellos desean escuchar, es un buen consejo pero como se mencionó previamente, es condicional. En algunos momentos deberás exponer mensajes los cuales no serán bien recibidos, pero que de igual manera ellos –el público– necesitan escuchar. Debe existir un equilibrio entre decir lo realmente necesario, y también en el hecho de buscar el agrado del público, dependerá de la situación. El mejor genio reside en la simplicidad.

 

7.7 Ethos, pathos y logos

El discurso debe lograr mostrar al orador como una persona creíble y lograr que el público sienta distintas emociones, como a su vez también deberá argumentarse en él por medio de proposiciones no afectivas llamadas argumentos textuales. En retórica, se emplean los siguientes enunciados:

a) Ethos. El ethos, o la apelación ética de la argumentación, representa la credibilidad. La persona que entrega el argumento debe ser digna de confianza y respetada como un experto que tiene conocimiento sobre el tema en discusión. Esta persona debe lograr que la audiencia lo perciba en una posición de autoridad e integridad. "Ethos" en griego significa "carácter". Se comunica a través del tono y el estilo del mensaje junto con la forma en que un escritor u orador hace referencia a los diferentes puntos de vista u opiniones. El carácter también puede estar influenciado por la reputación del argumentador, la cual es independiente del mensaje.

b) El pathos está asociado con la emoción, apelando a simpatizar con la audiencia y a la imaginación. Una forma común de llamar la atención patética es a través de una narrativa o una historia que comunique una lección abstracta o un significado a través de una experiencia concreta. Los valores, las creencias y la comprensión del argumentador se involucran y se comunican a la audiencia a través de esa historia. "Pathos" en griego significa "sufrimiento" o "experiencia". Se refiere al impacto emocional e imaginativo que un mensaje causa en una audiencia. El argumentador, a través de su mensaje, es capaz de emocionar a la audiencia con una decisión o acción.

c) Logos. El logos hace referencia a cualquier intento de apelar al intelecto, y es el sentido general de un "argumento lógico". Los argumentos académicos dependen del logos. Las conexiones lógicas de razonamiento son necesarias para apoyar todas las posiciones. "Logos" en griego significa "lógica". Se persuade a través del razonamiento, incluyendo el razonamiento deductivo e inductivo. Dar las razones para establecer un dictamen es el método clave para argumentar. 

María Cristina Ortiz Salvador

Licenciada en Derecho por la Universidad de Valencia. Máster en gestión jurídico-financiera de empresas

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