Fluidez

La fluidez del habla se ve disminuida por silencios, muletillas, repeticiones. Para unas personas las dificultades en fluidez del habla escapan a su control consciente, y les puede resultar difícil superarlas, ya que están muy generalizadas. Para otras, los problemas de fluidez aparecen únicamente en situaciones concretas, especialmente en las que suponen un incremento de la ansiedad o de inseguridad.

En general, la falta de fluidez del habla se interpreta , dependiendo de la situación concreta, como inseguridad, aburrimiento, incompetencia, o falta de interés por el contenido de la conversación. No es bueno, por, tanto, que la falta de fluidez sea una variable que acompañe habitualmente a nuestra forma de hablar, y debemos trabajar para mejorarla.

 

Hay tres tipos de problemas de fluidez :

•  Excesivo uso de silencios : los silencios alargados en mitad de una sentencia dificultan la comunicación. Las personas valoramos aún más negativamente el exceso de silencios cuando proceden de desconocidos; solemos atribuirlos a ansiedad, enfado o desprecio.

•  Excesivo uso de muletillas : las muletillas son palabras que se repiten en exceso en el discurso, para "rellenar silencios", entre ideas. Suelen denotar que la persona está nerviosa, y en ocasiones que está aburrida.

•  Aparición de tartamudeos, repeticiones, omisiones, pronunciaciones incorrectas, etc. Este tipo de dificultades suelen ser las más difíciles de eliminar, y a veces es necesario recurrir a terapia del lenguaje. Es importante saber, pues, que hay profesionales capacitados para erradicarlas.

 

Claridad

La claridad se ve dificultada cuando farfullamos, chapurreamos, arrastramos las apalabras, o tenemos un acento muy fuerte . Es frecuente que las personas interpreten como señal de ira o de impaciencia el hecho de farfullar o chapurrear. Arrastrar las palabras, por el contrario, se suele considerar señal de aburrimiento o de tristeza.

 

Velocidad

La velocidad media que empleamos las personas al hablar es de 125 a 190 palabras por minuto . Por encima de 275 ó 300, el habla comienza a ser ininteligible para los demás. Hablar rápido suele ser interpretado como señal de emociones tan dispares como alegría, sorpresa, extraversión, vehemencia, ansiedad.

Hablar excesivamente despacio también puede hacer que la otra persona pierda el hilo, dificultando la comunicación. La baja velocidad de habla puede ser señal de aburrimiento, de depresión, o de confusión.

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