Sofrodesplazamiento del Negativo

Esta es la segunda técnica sofrológica que dictamos íntegramente.

Antes de hacerlo, me gustaría hablar un poco sobre ella…..

Día 5 de Octubre de 2001.

Suena el despertador a las 4 de la mañana. Después de una ducha ligera, una café rápido, he de coger el tren en la estación principal de Valencia que sale a las 6.30 y hay sobre unos 100 kilómetros hasta allí.

“Que de noche es todavía”

Bueno, con ilusión y con intriga por saber que era la sofrología en vivo, partí, llevándome conmigo una carpeta, mi cartera y un callejero de Barcelona, pues las clases empezaban a las 9.30 y yo llegaría a la estación de Sans a las 9.30, así que habría que correr, pero como era el primer día, decidí coger un taxi y ahorrar tiempo.

Llego a la estación de Valencia y todavía me sobra una media hora para que salga el tren.

Como compré un billete de primera, puedo ir a una sala donde te dan café, zumos, puedes ir al servicio tranquilamente, leer el periódico y además te avisan de cuando sale el tren.

Me enciendo un cigarro,(todavía fumaba, pero ya quedaba muy poquito ), bebo un taza de café, tengo sueño, pero lo dejaré para el tren.

Todavía tenía un día muy largo delante de mí, ya que no llegaría a casa otra vez hasta las dos de la madrugada del sábado. Hoy es viernes.

Subo al tren, me toca un asiento junto a la ventana, no hay nadie a mi lado, pues el asiento es único, son las 6.30. La gente va ocupando sus asientos poco a poco y en silencio, perece que la mayoría quiere dormir. Me gusta este tren, es cómodo, se nota que es un buen tren y además viajo en primera.

Cuando estoy empezando a dormirme un poco llega la azafata y me ofrece café o zumo y el periódico, lo acepto, pues todas esta “cositas” me gustan. Me siento muy bien.

Cuando pasamos Castellón nos ofrecieron un desayuno, el cual disfruté mucho. El resto del viaje lo pasé viendo una película y llamando por teléfono a Gema y a Andreu (mi mujer y mi hijo), los cuáles me dijeron que no llamase tanto.

Bueno, a la hora prevista el tren paró en la estación de Sans de Barcelona, por cierto muy concurrida de gente, Rápidamente me bajé del tren y busqué la salida y cogí un taxi para ir al 133 de la calle Valencia. Yo estaba un poco nervioso, pues pensaba que las clases ya habrían empezado y no sabía a cuanto estaba todavía del instituto de sofrología.

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