¿Por qué tratar los problemas de conducta?

El tratamiento de estos problemas tiene una serie de beneficios para el niño, es educativo, preventivo, y se evitan consecuencias negativas.

Es educativo porque tratar estos problemas es una forma de educar al niño, a través de este proceso se le enseña a comportarse adecuadamente, de esta forma conseguiremos que el menor se relacione de forma adecuada con las personas de su entorno y se adapte mejor a situaciones habituales de la vida, consiguiendo un mayor bienestar en sus allegados y en él mismo.

Es preventivo ya que podríamos evitar, interviniendo con tiempo, que el niño no pase a tener problemas de conducta más graves. Como es lógico, todo menor que tiene problemas de conducta graves pasó anteriormente por niveles más leves.

Y por último podríamos evitar consecuencias negativas para el propio niño y para los padres. Cuando un niño desde muy pequeño actúa de forma inadecuada, como por ejemplo levantar la mano, no debemos pensar que este leve comportamiento se pasará con los años y por tanto no hay porque actuar en consecuencia, debido a que estas conductas irán empeorando y cada vez será más complicado atajar el problema. Cuanto más pequeños, menor será el problema y más fácil intervenir, por tanto, los problemas descritos, incluso de los niños más pequeños, deben ser objeto de intervención sistemática.

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