Aspectos fisiológicos del envejecimiento

Durante el proceso de envejecimiento se producen cambios significativos a nivel del funcionamiento de órganos y sistemas corporales. Estas variaciones modifican el modo de manifestarse las enfermedades y los trastornos, así como el tipo de tratamiento que deben recibir, respecto a los de un adulto más joven. Aún así, dichos cambios no son iguales para todas las personas, sino que en ellos también influyen las características personales y sociales de cada individuo, que marcarán la naturaleza, la velocidad y la forma de las alteraciones.

 

Dependiendo de las circunstancias de cada persona, podemos distinguir entre dos tipos de envejecimiento. En un proceso de envejecimiento normal, los cambios producidos en los tejidos y células se adecúan a la edad cronológica y permiten al sujeto seguir adaptándose al medio que le rodea. Sin embargo, en el denominado envejecimiento patológico se alteran los parámetros normales, debido a enfermedades o accidentes principalmente, lo que dificulta en distintos grados la capacidad de adaptación del individuo al medio en el que se encuentra inmerso. En cualquier caso, los cambios sufridos provocan que disminuya progresivamente la capacidad del organismo para mantener su viabilidad.

 

A continuación, veremos los principales cambios que se producen en el cuerpo humano en la vejez, en función de los distintos tejidos y órganos de los que éste se compone. Además de las mismas enfermedades que en otras etapas de la vida humana, la ancianidad posee otras específicas o que se dan con mayor frecuencia, siendo muy raras en periodos anteriores, como es el caso de la enfermedad de Alzheimer.

Mientras que algunas funciones corporales se mantienen en la vejez, como el equilibrio ácido-base, existen otras, como el sentido de la vista, cuyo deterioro comienza en las primeras etapas de la edad adulta. Por su parte, existen también otros procesos que empiezan relativamente pronto en la vida, como la arterioesclerosis, pero cuyo desarrollo es lento, por lo que sus consecuencias sólo pueden observarse a lo largo del tiempo, cuando ya han producido cambios importantes.

Los principales procesos de deterioro que tienen lugar en la vejez son:

  • En primer lugar, el peso corporal suele mantenerse estable hasta los 60 años, momento en el que empieza a disminuir ligera y progresivamente, a la vez que se produce una redistribución de la grasa corporal y una disminución de la masa magra libre de grasa. Igualmente, se reduce el nivel de agua en el organismo, especialmente a nivel intracelular.
  • Por su parte, los cambios en la sangre son poco significativos, aunque cabe destacar que en general aumentan los niveles de urea y disminuyen los de calcio, lo cual puede derivar en diversas enfermedades y trastornos.
  • Asimismo, a cierta edad al cuerpo le resulta más complicado regular sus fluidos y mantener los niveles adecuados de agua y sal, por lo que aumenta el riesgo de sufrir deshidratación o retención de líquidos.
  • Respecto a la relación del cuerpo con el medio que lo rodea, es importante señalar que, en las personas mayores, disminuye su capacidad para adaptarse a cambios externos como, por ejemplo, los de temperatura o presión. Además, la piel, primera defensa frente a agresiones externas, se ve dañada en esta etapa de la vida, por lo que pierde parte de su eficacia.
  • En relación al sistema nervioso central, cabe destacar que disminuye el número de neuronas activas, además de deteriorarse los canales de transmisión de información entre las mismas. Esto influye en las capacidades cognitivas y motoras de la persona, e influye en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
  • Por su parte, los vasos sanguíneos pierden elasticidad y el corazón aumenta ligeramente de tamaño, lo cual puede desembocar en la aparición de accidentes y trastornos cardiovasculares. De igual manera, los pulmones pierden parte de su capacidad de distensión, lo que reduce la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos.
  • Por último, es habitual que las personas mayores sufran cambios en su postura corporal, así como pérdida de altura. Esto se debe a la pérdida de masa ósea y muscular. A partir de los 40 años, una persona adulta pierde de media una masa ósea de hasta un 1% anual, cifra que se eleva hasta el 5% en el caso de las mujeres tras el proceso menopáusico.

los cambios de peso, altura y postura son significativos en la vejez.

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