Adaptación del entorno

Debido a la pérdida de capacidades que sufre el enfermo de Alzheimer, el entorno en el que pase la mayor parte de su tiempo deberá ser adecuado para satisfacer sus nuevas y cambiantes necesidades. También debe minimizar los riesgos para él y sus cuidadores.

Para el paciente, el hecho de permanecer en su domicilio habitual le ayudará a mantener durante más tiempo su memoria y otras facultades. El ingreso en un centro residencial debe retrasarse tanto como se pueda, pues los pacientes con demencia son muy sensibles a los cambios y estos influyen negativamente en su enfermedad.

Sea el que sea, en todo momento el ambiente debe proporcionar a la persona seguridad eliminando los riesgos de accidentes, estabilidad evitando los cambios físicos y emocionales, e intimidad siempre que sea posible. Igualmente, incluso si no se trata de su domicilio, el entorno debe estar lo más personalizado posible, para que la persona se sienta en él como en su propio hogar. Sobre todo son importantes las fotografías y demás elementos que puedan ayudar a estimular la memoria. Sin embargo, debe evitarse la presencia de elementos decorativos en exceso, que puedan desorientar y agobiar al enfermo.

Por último, el lugar donde reside el paciente debe resultar accesible y carecer de barreras arquitectónicas que limiten su movimiento, y debe estimular sus capacidades y su autonomía.

 

Para fomentar la orientación de la persona con demencia, puede recurrirse a una serie de ayudas:

  • Se pueden instalar carteles y señales en las puertas de las habitaciones o sobre objetos. Esto ayudará a recordar qué son, para qué sirven o las medidas de seguridad que deben usarse.
  • También pueden instalarse luces nocturnas en pasillos, el baño y el dormitorio para facilitar la autonomía del paciente mientras aún pueda valerse por sí mismo.
  • Se deben usar grandes calendarios, relojes y horarios en lugares visibles para recordar las rutinas diarias y datos como la fecha o la hora.
  • A la hora de simplificar el entorno, a la vista del enfermo deben dejarse solo aquellos utensilios que vaya a necesitar en el momento o que use cada día, y siempre en el mismo lugar. Todo objeto que pueda ser peligroso o confuso para él debe ser retirado o, al menos, puesto fuera de su alcance.

 

Otras medidas que pueden tomarse o instalarse en el entorno y que ayudarán a la movilidad del paciente son:

  • Debe evitarse el uso de alfombras pero, sino pueden eliminarse, al menos deben estar fijas al suelo o ser antideslizantes, para evitar caídas.
  • Existen barandillas que pueden ser instaladas en el baño, el dormitorio o los pasillos, que favorecen la movilidad autónoma del enfermo y ayudarán a prevenir accidentes.
  • Según avance el deterioro por la enfermedad pueden llevarse a cabo adaptaciones más importantes como el cambio de bañera por plato de ducha, la adquisición de camas, inodoros y sillones adaptados, y grúas para movilizar al paciente.
  • Si no es posible sustituir las escaleras por rampas o ascensores, estas deben estar bien iluminadas y contar con pasamanos que permitan al paciente sujetarse. Es fundamental que los escalones no sean demasiados altos o empinados y que cuenten con bandas antideslizantes en los extremos.

La permanencia en el domicilio es muy importante para una persona con demencia.

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