Problemas de conducta y alteraciones psicológicas (II). Tratamiento conservador
A) ¿QUÉ SUPONEN LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA Y LAS ALTERACIONES PSICOLÓGICAS?.
Para empezar, hoy en día se piensa que apenas dos de cada diez enfermos con demencia senil no tienen ninguna alteración de las que hemos hablado.
La consecuencia más obvia se da en la vivencia de estas enfermedades por el propio paciente: está claro que un enfermo apático, ansioso o deprimido experimenta su propia vida de una manera mucho más desagradable que una persona sin demencia senil.
El paciente no va a tener energía para afrontar con fortaleza su trastorno o, al menos, le va a costar mucho más "luchar" anímicamente contra la enfermedad. En otras palabras, empeora mucho su calidad de vida.
Lógicamente, todo esto va a repercutir negativamente en el cuidador del enfermo. Como podemos entender, no es lo mismo ayudar a un paciente animado y con energía que hacerlo con otro enfermo "devorado" por la tristeza, los "nervios" o, simplemente, sin ganas de hacer nada de nada. La consecuencia es que, a la larga, la temida carga del cuidador tiene muchas más probabilidades de volverse "insoportable".
Otra consecuencia será, lógicamente, la mayor necesidad de ayuda por parte de otros especialistas: estos pacientes necesitan con mucha más frecuencia ser valorados por psiquiatras, neurólogos, rehabilitadores y fisioterapeutas, geriatras...
Además, las visitas a los servicios de urgencias se suelen disparar pues con muchísima frecuencia no sabemos discernir lo que es enfermedad orgánica real de problemas más relacionados con, por ejemplo, los "nervios" del enfermo (ejemplo típico: el paciente que "se pone malo" el día antes de que la hija se vaya de vacaciones...).
Por último, hemos de decir que, dada la extrema frecuencia de estos PCAP, tenemos que dar por hecho que todos o casi todos estos pacientes van a tener al menos un síntoma de los referidos... al menos hasta que no se demuestre lo contrario.
Es, por tanto, obligación de todos los que cuidamos a estos enfermos buscar qué tipo de PCAP padece cada uno de ellos para intentar ayudarle a hacer su vida un poco más agradable.
B) TRATAMIENTO DE LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA Y LAS ALTERACIONES PSICOLÓGICAS.
Los tratamiento con fármacos pueden presentar una gran cantidad de reacciones secundarias y ser mal tolerados por el paciente. Por eso, siempre que el trastorno no revista una severidad importante se intenta, en primer lugar, el control de estos pacientes con medidas "conservadoras" y sin tener que recurrir a la farmacología.
Vamos a ver, de forma general, algunas técnicas de manejo conservador de las alteraciones de conducta:
- Tenemos que evitar la frustración del enfermo: como ya hemos dicho, la frustración produce muchos problemas psicológicos en estos pacientes. ¿Cómo podemos evitarla? en primer lugar, tenemos que intentar reducir la dificultad de las actividades que ha de hacer el enfermo. También conviene disminuir la frecuencia de las veces en que el paciente ha de realizar estas actividades más complejas (por ejemplo, no pasa nada porque el paciente se duche cada 48 horas en vez de hacerlo diariamente). Es conveniente programar previamente las actividades que ha de hacer y, cumplir con esta programación cuando el enfermo se encuentre relajado y no agitado.
- Por tanto, hemos de establecer pautas rutinarias de ejercicio, comida, baño, etc... procurando que haga las cosas más o menos siempre a la misma hora. Esto puede ser de suma importancia para mantener más orientado al paciente y, por tanto, más tranquilo.
- Recordemos, una vez más, la conveniencia de realizar actividades de distracción y "recreo". Dichas actividades parecen más eficaces para mejorar los síntomas de depresión.
- Es bueno promover el contacto social y la relación del paciente con otras personas y, como no, con otros enfermos con demencia senil.
- El ejercicio físico (como dar paseos) puede reducir notablemente la ansiedad del paciente.
- Parece que los masajes pueden contribuir también a tranquilizarle y, por tanto, están más indicados en pacientes con agitación.
- La música relajante puede venirle muy bien.
- Conviene que el paciente resida de forma habitual en habitaciones iluminadas y no a obscuras, pero hay que evitar el exceso de luz, las habitaciones con demasiados espejos, los ruidos molestos, los gritos de los niños...
- Ya habíamos hablado de lo adecuadas que son las notas identificativas en las puertas del domicilio y de todo aquello que evite la deambulación errante (también hemos dicho que dicha deambulación se relacionaba con frecuencia con la ansiedad/agitación del enfermo).
- Hemos de intentar que el enfermo esté lo más orientado posible (usar relojes, calendarios...).
- Es muy importante recordar que siempre tenemos que tranquilizar al paciente y que, como norma general, no conviene llevarle la contraria. Debemos usar, en todo momento, un tono tranquilizador en nuestra voz. Además, al hablar con él es conveniente mantener el contacto visual ("mirarle a los ojos"); nunca esquivaremos la mirada aunque el enfermo sí lo haga.
- La participación del cuidador es imprescindible para el bienestar del paciente. Es muy conveniente que esté bien informado sobre los PCAP.
- Existen técnicas de manejo conservador más específicas como, por ejemplo, las terapias de reminiscencia, las técnicas de estimulación sensorial (musicoterapia, aromaterapia, fototerapia, masajes...) y la estimulación cognitiva (de la que sí hemos hablado). Estas técnicas son realizadas por profesionales.
En definitiva, aunque, como ocurre en casi todos los temas relacionados con la demencia senil, no existe aún una comprobación científica clara, parece evidente que la adopción de las llamadas medidas "conservadoras", algunas de las cuales hemos nombrado en este capítulo, pueden ayudar (y mucho) a mejorar la calidad de vida del paciente y a evitar, al menos temporalmente, la progresión acelerada de muchos de los trastornos de conducta y psicológicos de esta enfermedad.