Detectando y cambiando pensamientos negativos

Las personas que conviven con un dolor crónico sienten en muchas ocasiones que su situación no les da tregua, no disfrutan de momentos de tranquilidad absoluta porque siempre hay un dolor que les está perturbando. Con el tiempo pueden llegar a acostumbrarse, en la vida todo es una habituación continua, pero entran en un bucle del cual es muy dificil salir.

Si me duele me pongo nervioso/a, estos nervios me tensan los músculos, al tensar mis músculos tengo más dolor, al tener más dolor me pongo más nervioso/a... y así sucesivamente.

Los pensamientos que surgen en muchas ocasiones son negativos, irracionales, catastrofistas y sobre todo muy persistentes. Actuamos conforme pensamos, esto quiere decir que si aprendemos a detectar un pensamiento erróneo podemos cambiar el resultado de nuestra conducta o acción.

Por ejemplo, es muy común escuchar frases como "Es que TODO me sale mal", "No valgo para NADA". Todos los extremos como TODO-NADA, BIEN-MAL son desproporcionados, entre ellos hay un término medio que no suele tenerse en cuenta. Si alguien nos cuenta que no vale para NADA y le preguntamos que para algo sí que valdrá seguramente nos contestará: "hombre, por ejemplo cocino bien", pues ya no es NADA, ya hay algo que sale bien. Y seguramente si seguimos indagando habrá otras muchas cosas que también le salen bien.

Todo me sale MAL tampoco es un pensamiento adecuado. Seguramente hay cosas que salen BIEN, no podemos generalizarlo todo en una frase.

El día nos regala 24 horas para usarlas como nosotros queramos, en esas 24 horas si es cierto que hay cosas que nos salen mejor que otras, a veces nos suceden hechos desagradables que nos disgustan, eso no podemos negarlo, pero ¿cuántas veces nos han pasado 10 cosas buenas en un día y una que nos ha disgustado y nos quedamos con la sensación de que el día ha sido nefasto?, ¿por qué tenemos que nublar el resto de cosas buenas por una que no nos haya salido bien?

Nosotros llevamos las riendas de nuestros pensamientos, o deberíamos llevarlas. Cuando "rumiamos" continuamente un problema que nos atormenta lo hacemos sin ninguna canalización hacia una solución factible, lo único que conseguimos es recrearnos en la negatividad y que cada minuto valoremos de manera más negativa lo que nos preocupa. 

¿Realmente este pensamiento nos lleva a alguna parte? ¿Estoy solucionando las cosas por pensar así? Si la respuesta es no, tenemos que plantearnos el construirlo de otro modo.

Proverbio Chino: Si lo que te sucede no tiene solución, ¿para qué te preocupas? Y si tiene solución, ¿para qué te preocupas?

Tampoco hemos de volvernos unos despreocupados, preocuparse indica que estamos reconociendo que algo pasa y vamos a buscar una solución, pero la preocupación como todo tiene que ser adaptativa, en el momento que nos desborda ya no lo es. Se convierte en una tortura de la cual es difícil salir. 

A partir de ahora, cuando algo nos preocupe tenemos que examinarlo y ver si tiene solución, si la tiene abriremos todas aquellas alternativas que nos lleven por el camino de encontarla. Si no tiene solución abriremos todas aquellas alternativas que nos lleven por el camino de encontrar paliativos que nos ayuden a sobrellevar la situación. Siempre con una mira positiva y canalizando hacia un resultado óptimo.

Es importante ir practicando esto poco a poco y esperar resultados.

YOLANDA RUIZ LANCINA

Psicóloga col. (A-1522)

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