Optimismo, inteligencia espiritual y sentido de vida

Reservo este capítulo para hablar de la Inteligencia Espiritual (IES), ligada directamente a planteamientos logoterapeúticos sobre el Sentido de Vida. Y lo hago porque resume la percepción que quiero transmitir con este trabajo acerca del Optimismo. Una persona espiritualmente inteligente y que se formula a sí mismo preguntas sobre el significado de su existencia es una persona optimista.

Una gran cantidad de información científica, pero aún no digerida, nos muestra que hay una tercera “I” (inteligencia). La imagen global de la inteligencia humana se puede completar con un análisis de nuestra inteligencia espiritual, o IES.” (14)

Esta inteligencia complementa a la Inteligencia intelectual o racional, “que usamos para resolver problemas lógicos o estratégicos”, y a la Inteligencia Emocional que es la que “nos hace conscientes de los sentimientos propios y de los demás. Nos produce empatía, compasión, motivación y la capacidad de responder apropiadamente al dolor o al placer.” (15)

La IES es la Inteligencia con que afrontamos y resolvemos problemas de significados y valores, la inteligencia con que podemos poner nuestros actos y nuestras vidas en un contexto más amplio, más rico y significativo, la inteligencia con que podemos determinar que un curso de acción o un camino vital es más valioso que otro. (16)

problema solución

 

La existencia de esta IES está siendo corroborada por muchos trabajos científicos de profesionales neurólogos, neuropsicólogos y antropólogos que estudian los procesos y las zonas neuronales, así como los campos eléctricos y magnéticos de oscilación en el cerebro y que hablan de la preparación fisiológica del cerebro humano para desarrollar la IES.

No sólo son los argumentos fisiológicos, sino también la búsqueda de sentido como motivación fundamental de nuestras vidas, de la que hablaba V. Frankl, la que convierte al hombre en la criatura espiritual que es.

“... Cada persona “aspira a ejercer lo esencial y definidor de ella misma”. Pues bien, en esta llamada particular a la plenitud consiste la vocación. “La vocación es la concreción para cada persona de la llamada a la plenitud”. La vocación, primariamente, es vocación a ser persona en plenitud.” (17)

 

Una persona de alta IES tiene:

  • “Capacidad de ser flexible (activa y espontáneamente adaptable).
  • Alto nivel de conciencia de sí mismo.
  • Capacidad de afrontar y usar el sufrimiento.
  • Capacidad de afrontar y trascender el dolor.
  • Cualidad de ser inspirado por visiones y valores.
  • Reluctancia a causar daños innecesarios.
  • Tendencia a ver las relaciones entre las cosas (ser holístico).
  • Marcada tendencia a preguntar “¿Por qué?” o “¿Y si?” y a pretender respuestas fundamentales.
  • Ser lo que los psicólogos denominan “independiente de campo”, es decir, poseer una facilidad para estar contra las convenciones.” (18)

 

Las características de una persona con elevada IES son las de alguien que mira la vida desde patrones optimistas, entendiendo como tales todo lo dicho hasta ahora.

Marta Tamayo Loyo

Licenciada en Filosofía y Letras con C.A.P. y Habilitada en Educación Social por el CEESCYL

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