Síntomas conductuales

Los síntomas conductuales comprenden aquel grupo de manifestaciones asociadas a las modificaciones de la conducta y a la forma de relacionarse con la realidad.

Son cambios que el sujeto que padece un trastorno de ansiedad incorpora a sus hábitos para sobrellevar las situaciones que percibe como peligrosas.

El objetivo habitualmente está vinculado a la sensación de evitar o protegernos de lo que nos asusta.

Estos mecanismos no se refieren a las conductas de cuidado o prevención normales, ya que se realizan para neutralizar los síntomas ansiosos.

Son modificaciones en la conducta del sujeto que conscientemente o no, considera que le ayudan a contrarrestar la ansiedad y el miedo.

Por ejemplo, un individuo con un trastorno por agorafobia que evita subir a un ascensor por temor a sufrir una crisis de angustia. Esta conducta no estaría basada en un peligro real. El sujeto la percibe como amenazadora debido a su trastorno y al temor intenso que siente. La anticipación subjetiva de un posible desenlace adverso si sube en el ascensor, lo compensa modificando su conducta lógica.

Este tipo de síntomas conductuales de evitación, son muy frecuentes en los trastornos de ansiedad.

No fluyen aisladamente sino que se acompañan de múltiples síntomas cognitivos y físicos de los que el sujeto cree que debe protegerse.

Perjudican las relaciones sociales y afectan al bienestar de su vida cotidiana.

Los síntomas ansiosos modifican la conducta del sujeto

 

Entre los síntomas conductuales más habituales destacamos:

  • Impulsividad.
  • Agitación.
  • Intranquilidad motora.
  • Conductas de evitación.
  • Hiperactividad.
  • Bloqueo afectivo.
  • Alteraciones del estado de ánimo como llorar.
  • Irritabilidad intensa.
  • Verborrea (no dejar de hablar).
  • Conductas repetitivas (rascarse, tocarse, tics).
  • Paralizarse o sentirse bloqueado.
  • Conductas de huida.
  • Aislamiento social.
  • Agresividad verbal o física.
  • Mutismo.
  • Dificultad para seguir el hilo de una conversación.
  • Tartamudeo.
  • Temblores nerviosos.
  • Moverse de un lado para otro.
  • Reacciones desproporcionadas ante un estímulo.
  • Tendencia a las adicciones (fumar, beber en exceso, consumo de drogas, etc.).

Roser González

Licenciada en Psicología. Terapeuta Clínica. Master en intervención social y comunitaria.

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