El estrés en lo Laboral

El ámbito laboral es considerado hoy (como ya se mencionó en otra lección) como uno de los más estresantes.

Algunos factores:

  • El sinnúmero de presiones en el trabajo que frecuentemente sufren diversos individuos.
  • La injusticia (muchas veces subjetiva) que perciben por sentirse mal remunerados a pesar de la idoneidad, el empeño y la dedicación.
  • La necesidad de ser cada vez más competitivos si se quiere o progresar o al menos mantener el puesto.
  • La desalentadora constatación de que (muchas veces) a mayor esfuerzo en condiciones de tensión, lo único que se consigue es una baja en el rendimiento personal, por aludir solo a formas comunes de factores estresantes.

 

Pero más allá de esto, el trabajador (especialmente el que es empleado) siempre está expuesto a otros disparadores de estrés, que muchas veces pueden pasar desapercibidos.

Dos ejemplos:

  • Sentir que es tratado y exigido como si solo tuviera una vida: la del trabajo. Y como si todo lo demás (la familia, la vida social, las actividades culturales o recreativas, etc.) fuera un mero apéndice de su propio existir.
  • Percibir una notoria disminución de su libertad. Sabe que el hecho mismo de trabajar es una condición necesaria para asegurar la subsistencia y calidad de vida de sí mismo y de los suyos.

 

Pero, al mismo tiempo, se descubre como alguien que es incapaz de decidir sobre el manejo de sus propios tiempos. De ordinario, cualquier cosa que decida hacer y que pueda insumir un tiempo más o menos importante, deberá supeditarse a los compromisos y horarios laborales.

Esto no significa que desconozca las reglas de juego o que sueñe con un mundo ideal. Sólo pone de manifiesto el tradicional conflicto entre el trabajo, uno mismo y la familia.

 

En efecto, la mayoría de las personas declaran que lo más importante para sus vidas es la propia familia. Pero la realidad concreta es bien distinta. La mayor parte del tiempo y energía son dedicados -en muchos casos- al trabajo. Y hay que arreglarse para que el tiempo remanente sea suficiente para el descanso, la convivencia conyugal, la crianza y el compartir con los hijos, realizar trámites, algún arreglo habitacional doméstico, conservar la relación con los amigos, etc.

Naturalmente, este sentimiento de ser poco menos que ‘un esclavo del trabajo’ se agrava y estresa sobremanera cuando la persona ya no tolera el clima o las exigencias de su lugar de trabajo; y cuando -al mismo tiempo- constata una vez más que deberá seguir con lo que tiene, toda vez que las ofertas laborales disminuyen cada día.

WALTER EDGARDO ECKART

Estudios de Teología y Filosofía. Escritor. Facilitador para el Control del Estrés

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