El estrés en la Familia
El ámbito doméstico y familiar bien puede ser señalado como una de las fuentes más importante de tensión y estrés.
Si bien la familia es, por naturaleza, el lugar natural del cariño, del amor, de la contención, del compartir desde la diversidad, del respeto, de la comunión, de la protección, del diálogo, de la educación y del esfuerzo conjunto para sobrellevar las dificultades y desafíos; es, también y al mismo tiempo, el espacio en el que se producen, se transmiten a la sociedad, y se recepciona de ella, las más variadas formas y expresiones agresivas y estresantes, que pueden retroalimentarse y combinarse con situaciones conflictivas anteriores o actuales.
No se trata aquí de hacer una valoración ética de la familia ni de opacar sus virtudes, sino -sencillamente- de describir y entender la agudeza del impacto emocional dañino que puede significar todo episodio negativo que se produzca en su seno.
La familia, al constituir el ámbito más íntimo de las relaciones interpersonales, hace que sus integrantes se muestren -en un alto grado- tal y como son, sin mayores máscaras, sin necesidad de estar a la defensiva y, por lo mismo, favorece cierto grado de vulnerabilidad (especial sensibilidad) en sus miembros, de tal modo que todo lo que ocurre dentro de su órbita afecta rápidamente a todos, para bien o para mal.
Por esto, los múltiples conflictos18 que se puedan producir de puertas para adentro de un hogar, impactan de una manera cualitativamente distinta y más profunda en sus integrantes, generando una suerte de microclima de tensión diferente y más agudo que, por ejemplo, las que podrían devenir de situaciones estresantes similares del mundo exterior.
Un ejemplo: no genera la misma tensión en un niño la reprimenda que le pudiera dar su maestra que la de su madre o padre.
Esta última, consciente o subconscientemente, calará mucho más profundo en su mundo emocional que la primera, aunque esta (la de la maestra) hubiera sido notoriamente más rigurosa que la impartida por sus progenitores.
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(18) Los factores de estrés en las familias varían de unas a otras, pero es frecuente que los que más afectan estén relacionados con las dificultades económicas, la infidelidad, la pérdida de trabajo, situaciones de abuso y maltrato, el consumo de estupefacientes o alcoholismo de uno o varios de sus miembros, la atención diaria a un miembro enfermo, dependientes en casi todo del cuidado de los demás, etc. En ocasiones, una dificultad –o un conjunto de ellas- puede dar lugar a la ruptura de la unidad familiar, lo que a su vez producirá un nuevo conjunto de factores de estrés.
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