Introducción. El amor

El amor ha sido estudiado desde múltiples disciplinas, lo que ha llevado que el mismo tenga diferentes orientaciones y matices según sea analizado desde una u otra. Con el tiempo el estudio del amor, cada vez se ha vuelto mucho mas científico tratándose de observar el efecto que producía el mismo en el comportamiento de los humanos. Se ha discutido mucho alrededor de la existencia o no de este amor en los humanos, sobre su origen, sobre sus componentes, características, etc. Esto ha llevado a innumerables causisticas sobre este tema, que en este capítulo trataremos de sintetizar analizando sus posibles consecuencias en el comportamiento de los humanos.

            Se debe remarcar que este interés por el estudio del amor ha aparecido en los últimos años, puesto que desde la psicología se han estudiado mínimamente los efectos del amor para el comportamiento de las personas, aunque sí que existen algunos escritos desde el siglo pasado estos son muy escasos y sin rigor científico (Teresa de Jesús M.I., 2011). Al igual que sucede con el estudio de la emociones, parece ser este siglo el clave para el estudio del amor ya que con anterioridad apenas se nombraba se dejaba como parte de la literatura y cómo algo que no podía ser estudiado con ningún tipo de rigor científico. Con el paso de los años, cada vez se ha visto más necesario el estudio del amor de una forma científica para ayudarnos a comprender ciertos procesos que ocurren que son interdependientes de nuestra forma de amar y del concepto de amor que manejamos cada uno. La concepción alrededor del amor ha cambiado con los años, en nuestro tiempo la palabra amor no significa ni tiene las mismas implicaciones que hace unos años (Quinzá X., 2010). El amor cambia a lo largo de los años, esto se ve reflejado en su estudio puesto que cada vez tiene tinte más científicos tratando de ser lo más imparcial posible.

            Lo cierto es que debemos tener claro que “por el simple hecho de ser humanos deseamos vínculos con los demás” (Scaheffer B., 1998). Desde el momento en el que nacemos necesitamos y deseamos tener vinculación con los demás, esto se hace patente cuando los bebés lloran y una vez que sus madres los cogen se ven seguros y callan. A medida que vamos creciendo se puede ir observando cómo vamos vinculándonos con los demás de una forma clara, comenzamos por la familia, después pasamos al grupo de iguales y terminamos buscando una pareja. Los seres humanos necesitamos de los demás para poder vivir, eso queda demostrado puesto que todo nuestro mundo se ha forjado y ha evolucionado gracias a alianzas entre humanos. Tal y como apuntan numerosos autores desde diferentes disciplinas: Helen Fisher, Seligman, Scaheffer… sin la vinculación con los demás, se hubiese vuelto imposible que la especie humana evolucionase hasta los límites dónde los ha hecho hoy, incluso podemos hipotetizar que sin esta vinculación la supervivencia de nuestra especie hubiera estado bastante complicada.

            Los seres humanos somos animales sociales, ya que (en parte) somos sensibles a las opiniones de los demás hacía nosotros, deseando su aprobación para cada acto que realizamos en esta vida deseando el contacto humano y la comprensión de los mismos (Greenberg L.S., 2000). Es decir, los seres humanos vivimos y actuamos en base a lo que la cultura nos enseña que es lo correcto, esta es marcada por el conjunto de seres humanos que están a nuestro alrededor. Cuando nos sentimos desaprobados por alguien quien nos importa, esto nos hace experimentar una emoción excesivamente triste que nos lleva a intentar cambiar esa conducta porque necesitamos de ese contacto humano y en parte cuando somos desaprobados por alguien se nos niega ese contacto. En palabras de Greenberg: “Los seres humanos somos una especie que necesita de los demás para sentirse segura y feliz” (Greenberg, L.S., 2000), sin los demás nuestra especie no viviría de igual forma que lo hace. Necesitamos de los demás para comunicarnos, para actuar lo hacemos bajo unos cánones de comportamiento que han sido marcados por el resto de seres humanos que están en nuestra vida y que necesitamos para sentirnos del todo seguros puesto que sin ellos la vida  se convertiría en un camino tremendamente dificultoso para la mayoría de los seres humanos.

Glenda Cuetos González

Licenciada en Psicología y doctoranda en Psicología y Educación

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