Concepto del amor romántico

El siguiente concepto que vamos analizar es un concepto que “parece estar de moda” que es el concepto de amor romántico, es decir, una categoría distintiva de amor que se debe definir puesto que puede estar influyendo de manera negativa en la mentalidad de las personas a la hora de iniciar una relación interpersonal.

            El concepto de amor romántico surge a partir del siglo XVIII, de una forma revolucionara que irá encaminado sobre todo a romper con los cánones anteriores sobre el amor uniendo pasión y deseo sexual, convirtiendo a los propios sujetos como dueños de sus emociones (Eskezani, 2013). En este concepto ha influido el que a partir del siglo XX el amor quiera ser estudiado e investigado por otras disciplinas, puesto que prácticamente hasta este siglo sólo se ocupaba la literatura de dar definiciones sobre el mismo sin ningún tipo de rigor científico.

            El concepto de amor romántico es diferente resaltando matices distintivos según la cultura en la que estemos inmersos (Punsent, 2010), no es difícil observar las grandes diferencias entre el Occidente y el Oriente.  Aún en este siglo, en Oriente la mayoría de los casamientos existentes son por conveniencia, a diferencia de Occidente donde suele existir una cierta libertad para buscar y encontrar una pareja. También en esto ha influido sobre todo la “liberación de la mujer” puesto que, antes las mujeres no podrían elegir quien serían sus maridos pero a partir de la liberación de la mujer esto ha cambiado, sirviendo para fundamentar más el concepto de amor romántico.

            A pesar de esto según Heler E. Fisher (1994) podríamos hablar de siete características comunes a la experiencia del amor romántico en todas las culturas:

-El deseo de unión.

-Idealización del amado.

-Exclusividad.

-Pensamiento intrusivo sobre el objeto de amor.

-Dependencia emocional.

-Un reordenamiento de las jerarquías motivacionales o prioridades vitales.

-Un poderoso sentimiento de empatía y preocupación por el amado.

 

            En palabras de Walter Riso: “el amor romántico se fundamenta en lo que podríamos llamar una filosofía “omni”, la cual considera que el amor en general y el amor de pareja en particular son: omnipresentes (ocupan todo el ser), omnipotentes (todo lo pueden) y omnisapientes (fuentes de sabiduría infinita). En resumidas cuentas si estás enamorado, estás hecho: pleno, poderoso y sabio” (Riso W., 2009).

            Es decir, este autor trata de explicar que el amor romántico es un amor superior e idealizado que todos los seres humanos tratamos de alcanzar por lo menos una vez en la vida. Este amor, es fuente infinita de felicidad todo lo cura y todo lo puede, sólo podrás llegar a alcanzar la condición de ser humano cuando alcances esta felicidad absoluta que da la experimentación de este tipo de amor.

            Una definición que se debe resaltar es la dada por Branden es su estudio sobre la psicología del amor romántico que lo define cómo: “un vínculo apasionado espiritual-emocional-sexual entre un hombre y una mujer que refleja una alta estima mutua de su valor como persona” (Branden N., 2000).

            Podemos observar cómo para este autor el amor romántico está construido alrededor del binomio hombre-mujer, además de resaltar una vez más características anteriores cómo son un vínculo extremadamente intenso rozando lo divino que hace que emponderemos a la persona que tenemos a nuestro lado por encima de todas las cosas y de todas las personas que tenemos a nuestro alrededor.

            Podemos destacar otra característica típica que se asimila al amor romántico que nos proporciona Anthony Giddens en su definición: “el amor romántico implica frecuentemente una atracción instantánea: amor a primera vista” (Giddens A., 1992).

            Una característica que muchos autores destacan cuando se habla del amor romántico, es que es un amor que surge en un segundo, cómo si las dos personas estuvieran predestinadas de antemano. El amor romántico es algo mágico, que surge de una forma divina cuando dos miradas se cruzan en la calle, cómo si estuviera escrito en el destino de esas dos personas.

Glenda Cuetos González

Licenciada en Psicología y doctoranda en Psicología y Educación

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