El/La Docente de Educación Superior
Generalidades
Aunque hay excepciones, la evidencia sugiere que los/as docentes de Educación Superior consideran que los/as estudiantes que ingresan al nivel terciario, están menos preparados y tienen menos dedicación que en generaciones anteriores. Si preguntamos a un/a docente universitaria si pondría el mismo examen que hace 10 años, seguramente diría que no, porque nadie lo aprobaría.
Los/as estudiantes, por otra parte, no son responsables de la formación que les dieron. Sin importar lo excelentes que pudieron ser los/as docentes del nivel de Secundaria, sólo tuvieron tiempo para una introducción superficial de temas relacionados con biología, matemática, historia, literatura, etc., comparado con lo que se necesita a nivel terciario.
Muchos egresados y estudiantes de estudios de Maestrías (Máster) o Doctorados, cuando deciden integrarse al plantel docente de una institución terciaria, generalmente no consideran la necesidad de formarse en aspectos de metodología de enseñanza. Cuando lo hacen, generalmente se realiza después de ocupar el cargo.
Los cursos que se ofrecen para docentes que ya están ejerciendo sus funciones en la Educación Superior son de contenidos muy variados y van desde una duración de una o más semanas, hasta tres meses o más.
En general, puede decirse que el apoyo institucional hacia los/as docentes que inician su actividad es muy escaso y se producen las quejas frecuentes sobre la falta de tiempo para preparar las clases y una especie de pánico interior al pensar que pueden no poder completar el horario de clase con la información preparada. El recurso de la fotocopiadora es al que se recurre para cumplir los objetivos.
Otras dificultades que suelen encontrar los que se inician en la actividad docente universitaria es la estructuración de contenidos para el logro de aprendizajes significativos y las estrategias necesarias para la motivación y evaluación.
El Prof. Frey Alfonso Santamaría, docente de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, presenta una interesante propuesta dirigida a docentes de Educación Superior: “Desaprender para aprender.”
El Prof. Santamaría indica que “desaprender” no es lo contrario de aprender, sino que consiste en ir mucho más allá, consiste en replantearse lo que hasta ese momento se ha considerado inmutable. Supone romper muchos esquemas que, como profesor/a, se tienen tan asumidos que ni siquiera se replantean cuestionar. Incluye una serie de puntos para “desaprender”, entre los cuales destacamos los siguientes:
1. Dar más importancia al proceso que al resultado. 2. No enseñar aquello que el/la estudiante puede aprender por sí solo/a. 3. Asumir que el/la estudiante también puede enseñarme algo. 4. Los/as estudiantes pueden aprender de ellos/as mismos/as y de sus compañeros/as. 5. Cambiar el Yo hablo y tú te callas por el Y tú, ¿qué opinas? 6. No enseñar aquello que nunca será de utilidad. 7. Potenciar la reflexión y el espíritu crítico y rebajar la carga memorística. 8. El saber no cabe en un libro de texto. 9. Los/as estudiantes no deben aprender conceptos, sino destrezas y habilidades. 10. El/La estudiante debe aprender a resolver problemas en lugar de recibir soluciones. 11. Asumir las Nuevas Tecnologías como un medio, no como un fin. 12. Cambiar los temas por las situaciones. 13. Conectar lo que se enseña con lo que se vive. 14. Unir puentes entre aquello que enseñamos y lo que la sociedad demanda. |
Para finalizar, el mencionado profesor agrega: “En la era del conocimiento ya nos es suficiente con aprender a aprender. Se hace imprescindible desaprender para dar cabida a nuevos procesos mentales, a nuevas destrezas, a nuevos retos.
Sólo desaprendiendo serás capaz de ver la forma que tienes de enseñar desde otra perspectiva, una perspectiva alejada de prejuicios y viejos clichés.”
Los docentes son los más resistentes al cambio. Hay una tendencia en el ser humano a que la forma en que se aprendió a resolver una situación, supone el establecimiento de un patrón, de un modelo que no queremos cambiar.
En resumen, rechazamos la idea que nuevos métodos o formas de actuar, puedan destruir o dejar de lado un sistema ya aceptamos. Y si algo nuevo aparece, de manera selectiva lo adoptamos para adaptarlo a lo que ya conocemos.
Esto, llevado a una situación de clase, se podría sintetizar en que el docente va a lo seguro y lo seguro es lo que siempre hace o lo que experimentó como estudiante. La rutina diaria nos garantiza seguridad y confianza.
A lo anterior se puede agregar que no es lo mismo explicar bien una lección o un tema que planificar una estrategia para que los estudiantes aprendan por sí mismos y evaluar las competencias que van adquiriendo o desarrollando.
¿Qué dicen los estudiantes universitarios sobre la docencia recibida?
A manera de ejemplo, los resultados de una encuesta realizada a 320 estudiantes de distintas universidades españolas: Alcalá de Henares, de Educación a Distancia, Complutense de Madrid, de Salamanca y Centro de Enseñanza Superior Don Bosco de Madrid, para las preguntas:
¿qué le pide a su docente?
¿qué espera de un docente de Educación Superior?
indicaron lo siguiente:
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Es importante considerar dos aspectos, especialmente para los que recién se inician en la docencia en el nivel terciario:
- El estudiante no motivado tiene un poder real dentro del salón de clase. No siempre es el/la profesor/a quien marca las reglas de juego.
- El/La docente, lo que hace en clase casi siempre es reproducir las formas educativas que le enseñaron cuando era estudiante.
Tal vez, el docente que recién se inicia o con poca experiencia, piensa que no es necesario innovar ni investigar, porque basta con saberse los puntos del programa que va a dictar.
En general, los docentes recién iniciados o con poca experiencia tienen características comunes:
- Se quejan porque no pueden realizar en clase todo lo que planean. No les alcanza el tiempo.
- El mayor tiempo lo dedican a la preparación de contenidos que, en muchas ocasiones, resultan muy recargados para el horario de clase.
- Los temas, por lo tanto, resultan desproporcionados por la importancia excesiva que se les da.
- La fotocopiadora es el recurso más utilizado para cumplir con los objetivos.
Ya se trate de docentes con poca experiencia o en el caso de los muy experimentados, muchas veces se consideran aspectos equivocados, por ejemplo:
- Que los estudiantes saben lo suficiente sobre un tema.
- Que se hacen buenas preguntas en clase.
- Que los estudiantes saben redactar un trabajo monográfico o una investigación y saben lo que es “plagio”.
- Que presentar diapositivas cargadas de texto y leerlas a la audiencia es efectivo.
- Que enseñar como les parece a ellos, los van a entender.
- Que los estudiantes saben organizar presentaciones orales.
Muchos docentes creen que los/as estudiantes saben lo suficiente sobre un tema porque consideran que ya lo estudiaron en alguna etapa del sistema educativo y basan toda la explicación en esa creencia que, tal vez, es equivocada, sin hacer un diagnóstico previo, escrito u oral.
Algunos creen que hacen buenas preguntas durante el desarrollo del curso pero ¿se formulan preguntas de alto nivel, para desarrollar el pensamiento crítico y el juicio, o son de bajo nivel, donde se evalúa la memoria?
Otros creen que los/as estudiantes saben presentar un trabajo monográfico o realizar una investigación y tienen claro lo que es plagio, y muchas veces no damos las pautas.
Y hay docentes que creen que enseñar como me parece a mí, me van a entender y, muchas veces, lo que me parece a mí es la manera en que yo aprendí, pero no es la manera en que muchísimos en un grupo de estudiantes aprende. Por lo tanto, no considero la diferencia entre estudiantes visuales, auditivos o kinestésicos que puede haber en el grupo.
Es muy común también, la creencia que los/as estudiantes saben hacer presentaciones orales al asignar una presentación, un taller, una exposición, etc. y, por lo tanto, no les decimos como hacerlo, cayendo en el mismo error de considerar que el grupo sabe lo que no sabe
Lo que hacen los mejores profesores de universidad.
El Prof. Ken Bain, director del Centro de Enseñanza para la Excelencia de la Universidad de Nueva York (EE.UU), durante años se dedicó a buscar y estudiar a los mejores profesores universitarios de Estados Unidos, sentándose en cientos de clases como oyente e investigando a través de encuestas a estudiantes y los propios docentes.
En su publicación “Lo que hacen los mejores profesores de universidad” (“What the best college teachers do”) presenta una síntesis de cómo estos grandes docentes consiguieron que sus estudiantes aprendieran y se constituyeron en una guía, un modelo o una simple influencia positiva para el resto de sus vidas.
Según Bain:
- Las clases más apreciadas son aquellas con gran exigencia, pero también con muchas oportunidades para revisar y mejorar el trabajo antes de ser calificado, aprendiendo así de los errores cometidos.
- Los docentes considerados más aceptados y brillantes consideraban que los estudiantes realmente deseaban aprender y podían hacerlo, por lo que si el aprendizaje fallaba, no le echaban la culpa a los estudiantes.
- Comparten con los estudiantes sus secretos personales o técnicas para aprender o recordar algo y comentan las dificultades que ellos/as tuvieron como estudiantes. Este proceder los hace “humanos” ante el grupo y se vive una atmósfera de clase en la cual se puede preguntar, sin esperar un reproche.
- Los/as grandes docentes conocen su materia extremadamente bien. Están al día y estudian las novedades en su disciplina y en otras.
- Consiguen simplificar conceptos complejos, llegando a la esencia del asunto.
- No aspiran únicamente a que sus estudiantes aprueben exámenes, sino a producir una influencia duradera en la forma como piensan, actúan y sienten.
(http://www.fceia.unr.edu.ar/geii/maestria/2014/DraSanjurjo/8mas/Ken%20Bain,%20Lo%20que%20hacen%20los%20mejores%20profesores%20de%20universidad.pdf)
La función actual de la docencia a nivel terciario no es tanto “enseñar” un conocimiento que tendrá una validez limitada y estará siempre accesible, sino ayudar a los/as estudiantes a aprender de forma independiente, aprovechando la inmensa información disponible y las herramientas TIC.
Como docentes de Educación Superior, se trata de lograr que el/la estudiante aprenda de manera autónoma para hacer que nuestra función en los/as estudiantes sea cada vez más innecesaria.