¿Por qué crear una huerta educativa? II
Veamos en esta lección de qué manera, una huerta educativa puede conllevar beneficios educativos, así como beneficios medioambientales.
Beneficios educativos:
- Un huerta educativa es beneficiosa para el aprendizaje de los y las escolares porque favorece el aprendizaje a través de la práctica, de lo empírico.
- En la huerta, las personas participantes, pueden ver las consecuencias de sus decisiones (regar más o menos, trasplantar o sembrar sobre asiento...).
- La huerta educativa puede concebirse como un “laboratorio viviente” donde poder investigar, indagar, experimentar, observar, recoger datos, hacer estimaciones...
- Tras hacerles partícipes de su cuidado, será un gran medio para la concienciación y el respeto por la naturaleza y el medio ambiente, ya se viva en el campo o en la ciudad.
- Sensibilización por el agua, la tierra y las plantas: sus características y cómo dependemos de ello.
- Se recuperarían técnicas agrícolas tradicionales con un toque familiar, buen ambiente de trabajo, sin prisas y atendiendo cada planta con el cuidado que se merece.
- Permite mostrarles de dónde vienen directamente los alimentos que consumimos a diario, dándoles así otra visión de la que acostumbramos a tener desde que somos pequeños cuando vamos a un supermercado a por un producto.
- Es una excelente manera de mejorar sus hábitos de alimentación saludables, cosa que, algunas veces, no es fácil tarea cuando son pequeños y de frutas, verduras y hortalizas se trata.
- Se favorece lo autóctono respetando cada época del año con sus respectivos productos.
- Se puede ver por completo el maravilloso proceso de una planta; desde que se echa la semilla hasta que se recoge el fruto.
- Ayudará a la iniciación de los niños en el tema del compostaje y el reciclaje de basura.
- Se adentrarán en el mundo de “los bichitos” y todos los insectos que se intentan apoderar del huerto o, que por el contrario, ayudan sin ser a veces conscientes de ello.
- Relación de una manera directa en un espacio natural con los tutores o profesores de algo tan importante como es la naturaleza, la agricultura y la alimentación, en todo su proceso de organización, siembra, cuidados y recolección final.
- Se les hace actores principales de la actividad, encargándoles el cuidado de la huerta para que cuando crezcan sepan desenvolverse fácilmente a la hora de organizar un terreno para su cultivo, individual o colectivamente.
- No hay nada mejor que el aprendizaje conjunto entre grandes y pequeños, donde los mayores despliegan sus conocimientos adquiridos a lo largo de la vida y los niños absorben como esponjas cada cosa que se les enseña, sin dejar nunca de enseñar también cosas nuevas y divertidas a los más grandes.
- Por último, destacar que la participación en una huerta en la vida de un niño o niña hace que adquieran habilidades básicas para la vida en comunidad y consigo mismos y mismas.
Habilidades tan necesarias como la planificación y organización del trabajo, la adopción de responsabilidades y el reparto de tareas equitativa o por ejemplo el trabajo cooperativo y en grupo.
Beneficios ecológicos:
- Los huertos escolares mejoran el medio en el cual se desarrolla. Esto ocurre porque las personas participantes establecen un vínculo con su entorno y además, transmitiendo valores de responsabilidad y respeto.
- Se siembran gran diversidad de de plantas distintas, lo que favorece el fomento de la biodiversidad de la zona, creando un ecosistema en el cual los animales, las plantas y el medio de se relacionan a través de un equilibrio dinámico.
- Un huerta conlleva beneficios también para el suelo en el que se siembra, pues ayuda a su regeneración y hace que sea más fértil y sano.
Para finalizar os mostramos la siguiente imagen donde se recogen los beneficios de implantar una huerta educativa dentro de una comunidad:
Si queréis profundizar más en el tema, aquí os presento un artículo de la revista Leisa, revista agroecológica: