Orígenes. Aristóteles

Eran impuros aquellos que ejercían el poder en beneficio propio.

 

Entretanto, la politeia, era un régimen que, por un lado, sería nuestra democracia actual, o mejor dicho un régimen político con instituciones legales y legítimas; en segundo lugar, la politeia estaría constituida por el “término medio”, es decir no por los “extremos” de la polis, algo así como la actual clase media aunque delimitada a los ciudadanos de la Polis.

 

Aristóteles recuperó la tradición isonómica que había quedado opacada por las escuelas platónicas.

 

Una crítica a Platón es “… todos quienes se imaginan que el hombre de Estado, el rey, el jefe de familia y el propietario de esclavos son idénticos, no se expresan debidamente, sólo ven una diferencia de más o menos en cada uno de ellos y no una diferencia de especie”.

 

Bien sabido es que el mundo griego fue absorbido por la naciente Roma, pero su legado se extendió más allá de lo imaginado gracias a su riqueza y a la difusión de Alejandro el Magno.

 

Luego, los romanos subsumieron la política a la “civitas”. Las ciudades crecieron en tamaño, se complejizó la economía, y por ello fue necesario sustituir la política por el orden jurídico.

 

Cicerón (106 – 43 AC) decía que la civitas no era una agregación humana cualquiera sino una basada en el consenso de la ley.

 

En sus propias palabras “… pueblo no es todo conjunto de hombres reunido de cualquier manera, sino el conjunto de una multitud asociada por un mismo derecho, que sirve a todos por igual”.

 

En Roma se sientan las bases la república como forma de gobierno opuesta a la monarquía (palabra prohibida para los romanos).

 

Este tipo de república busca equilibrar las disonantes fuerzas políticas que conviven en las ciudades romanas. La imagen del circo romano da una idea de la mezcla de estratos sociales, plebe y familias patricias.

 

En el Medioevo la política se teologiza. El debate del BIEN está indisolublemente unido a la ética teológica. Santo Tomás, es quién define al hombre como un “animal político y social”, incorporando la idea de cuerpo social, que guiado por la moral cristiana florece en la tierra. Fue la época de recuperación de

 

Aristóteles como máximo exponente del saber de todos los tiempos.

 

Sin embargo, a partir del siglo XIII, el Medioevo comienza a agrietarse en todo aspecto: político, con el cuestionamiento a la autoridad de la Iglesia en el gobierno de los hombres; económico, a partir de la emergencia de nuevas y lucrativas actividades comerciales; sociales, irrumpen nuevas costumbres y se desafían las fuertemente arraigadas; científicas, se desmorona el sistema geocéntrico, con fuertes cuestionamientos a la utilidad del sistema ptolomeico.

 

Fue una época en la que cabe decir “a problemas extremos, soluciones de igual intensidad”.

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