Potenciar la capacidad creativa
Como complemento del contenido del capítulo anterior, expongo la necesidad de desarrollar la creatividad como capacidad para encontrar soluciones originales a los nuevos y viejos conflictos con los que el ser humano se encuentra, bien sea en el ámbito de lo concreto como en el de lo abstracto:
- La creatividad se puede articular para soñar esas metas de las que hablábamos, para imaginarse a uno mismo proyectándose hacia un futuro, visualizándose en él. Desde ahí, empezar a construir ese sueño.
- Se pone en marcha también ante las dificultades y reveses de la vida: si se cultiva la creatividad rescataremos estrategias de afrontamiento de dichos reveses, a pesar de que no hubiéramos imaginado que existían.
- En la búsqueda de fórmulas que nos ayudan a entender el mundo, ya sea a nivel científico o filosófico, estamos utilizando la creatividad.
- En la creación artística y literaria, estamos usando la creatividad.
- Cuando nos cuestionamos los eternos interrogantes del ser humano, lo hacemos desde la creatividad.
En definitiva, la creatividad es como la argamasa de la que se compone la inteligencia espiritual de la que hablábamos en el capítulo anterior. Si estimulamos a nuestros jóvenes en el desarrollo de la misma les estaremos facilitando su propia búsqueda de significado.
Más aún, la labor educativa se compone de una gran dosis de creatividad, porque cada educando con el que nos encontramos es único y diferente y merece fórmulas nuevas y específicas de relación. Así pues, desarrollar la creatividad es también una exigencia para nosotros mismos.