Monólogos, no

Para mantener entretenido al público con un monólogo se necesita práctica y maestría como actor, dos cualidades que se adquieren con el tiempo y no siempre se tienen en un elenco de adolescentes o aficionados.

Después de trabajar y corregir, escena por escena, hasta conseguir la mayor perfección posible se pasa a los ensayos generales. En éstos el director desde la fila 10 ve el transcurso de la obra, sólo interrumpe para corregir algún fallo muy destacado. Al día siguiente un nuevo ensayo general, incidiendo en la corrección del día anterior Ya estamos en las vísperas de la representación y hacemos un ensayo invitando unos conocidos y amigos. Es el último ensayo general y previo al estreno. Un ensayo con público presente.

El ensayo con público en útil para los actores conocer sus reacciones y hacer nacer confianza en ellos mismos. Y, por otra parte, comprobar la sensación que tendrá en el público la puesta en escena.

Cuando hay público en el patio, el actor, especialmente el principiante, estará nervioso, inquieto. Los nervios tiene que combatirlos el director creando un clima de confianza y seguridad en el grupo. Empezar con una frase indiscutible:” Estén seguros que quien mejor conoce su papel son ustedes. El público no. Si se equivocan en algo, sigan adelante como si nada hubiera pasado”

El director les pide que extienda las manos con las palmas hacia abajo, primero que las tense, luego que las relaje. Aún con las manos en la misma posición, le pide que haga como si la boca se le llene de humo y luego separe los labios sutilmente para que el imaginario humo salga de la boca. Tensar y relajar los músculos de la cara. Marcar, con tensión las vocales pero sin pronunciarlas. Mantener la boca húmeda. Una situación nerviosa puede secar la boca y con la boca seca no se puede articular bien.

Todos estos ejercicios deben hacerse antes del ensayo con público y, naturalmente, cada vez que haya una actuación y el director observe cierto nerviosismo en el grupo.