El Altar Mayor y la Cripta
¿QUÉ PODEMOS VER?: si la Puerta del Obradoiro está abierta, tras subir la escalinata de acceso a la Catedral, atravesar el majestuoso Pórtico de la Gloria y caminar por la nave central, el peregrino se encuentra con el espléndido Altar Mayor.
Entre el abigarrado escenario barroco se percibe un pabellón o dosel (baldaquino) – siglo XVII- de casi cinco metros de alto, que parece sujetado por cuatro enormes ángeles y que cubre el Altar delante de una pequeña capilla (camarín) situado exactamente encima de la tumba del Apóstol.
Las columnas salomónicas de los lados (que parecen girar sobre sí mismas y que reciben ese nombre porque se cree que las había en el Templo de Salomón) están adornadas con motivos florales.
LAS TRES IMÁGENES DE SANTIAGO:
ENCIMA DEL DOSEL, montado en un caballo blanco, atacando a los musulmanes. A su lado cuatro reyes cristianos españoles le ofrecen reconocimiento. En las esquinas hay una representación de las cuatro virtudes cardinales: fortaleza, prudencia, justicia y templanza.
ENCIMA DEL CAMARÍN, de pie, con sombrero de peregrino y báculo, acompañado de sus discípulos Atanasio y Teodoro.
TRAS EL ALTAR, imagen de piedra policromada en la que aparece sentado.
EL ABRAZO AL SANTO: el peregrino puede acceder por una escalera situada detrás del altar mayor hasta la espalda de la figura del Santo y realizar el tradicional abrazo.
LA CRIPTA: situada bajo el camarín del Altar Mayor se encuentra otro altar con el sarcófago de plata que contiene los restos del Apóstol Santiago y de sus dos discípulos Atanasio y Teodoro. Los restos fueron analizados y validados en 1884 por el Papa León XIII, aunque el historiador Claudio Sánchez Albornoz dudó de su autenticidad.