El éxito en la Bolsa

El alquimista. Pietro LonghiDe la misma forma que el alquimista de la antigüedad, se esforzaba por la búsqueda de la piedra filosofal junto con la panacea universal, el Bolsista busca también la fórmula del éxito en la Bolsa y lo establece como su quimera. Pues amigos míos, dejarme que os diga que no existe. Fijaros que muchos aprendices y falsos alquimistas, tenidos por auténticos, gozaron de prestigio y apoyo durante siglos, y es más, gracias a eso se hicieron grandes descubrimientos químicos que duran hasta la actualidad dando origen a la ciencia química, pero no encontraron lo que buscaban tan ansiadamente. También se llenó el mundo de charlatanes con pócimas y brebajes mágicos que lo único que conseguían era vender, a toda costa, su producto “milagroso” engañando, como siempre, al necesitado y al incauto.

No es nuevo, haciéndose eco esta bitácora de ello, que la inmensa mayoría de los ahorradores que depositan sus ahorros en la Bolsa pierden dinero y, lo pierden, debido a que su búsqueda se limita a obtener dinero fácil. Han observado inversores de Bolsa que han tenido un gran éxito y piensan que lo han tenido gracias a que han encontrado el método secreto. Claro, como es secreto, no lo van a difundir a cualquier precio. Pues nada más lejos de la realidad: el que ha obtenido éxito en Bolsa, que los hay, lo ha conseguido gracias al duro trabajo y no a “pelotazos” como alguna mayoría cree. También, y es verdad, existe la suerte, pues como sabéis, la Bolsa tiene una parte que es azar y esa es la peor, es la que nos ciega y nos hace volver a probar y probar, pero esta vez ha sido implacable con nosotros y la suerte nos ha abandonado dando como resultado una pérdida mayor que la ganancia que nos prestó la Bolsa con la suerte.

Yo tampoco sé ninguna fórmula mágica para desvelar el éxito pero lo que sí sé, es que todos podemos batir al Mercado con sacrificio; eso sí, las pérdidas siempre estarán presentes, entonces, lo que se necesita conseguir es que se gane más de lo que se pierde. Y ganar en Bolsa, aunque sea de Perogrullo, es lograr que la diferencia entre la compra y la venta tiene que ser siempre superior a las comisiones de toda la operación incluyendo las intermedias. La disposición a estar en las pérdidas debe de ser constante ya que de lo contrario es mejor ni intentarlo. No se trata de entrar en pérdidas innecesarias al tratar de descubrir nuevos métodos, se trata de probar pero minimizando el riesgo para no gastar dinero que luego nos hará falta para otras inversiones.

El éxito en Bolsa se consigue, ¡claro que sí! Pero no surge de la noche a la mañana porque alguien nos cuente el secreto. No surge por aquella o esta noticia que acabo de leer en la prensa especializada. La información debe de ser nuestra aliada en todo momento, pero debe de ser pasada por unos filtros muy exigentes para que no produzca el efecto contrario del deseado. Las noticias no siempre cuentan lo que queremos que nos cuenten, si lo hacen, puede ser, simplemente, un canto de sirenas para cautivarnos. Las fuentes de donde viene la información deben de ser cuidadosamente elegidas e investigadas pues, a menudo, es algo que el inversor desatiende llevándole, no al éxito, si no al fondo del Mar de los Mercados Financieros. Es este mundo, también hay charlatanes que no buscan, en ningún caso, nuestro beneficio, buscan vender su “pócima envenenada”. Los que obtienen beneficios, que los hay, están informados al máximo para luego usar su propio sentido común. No te dejes llevar. La suscripción a revistas y prensa especializada, compra de libros y la participación en seminarios, es de obligado cumplimiento con el fin de mantenernos informados de la realidad de los Mercados. En este caso, siento deciros, que Internet libre proporciona escasa y contada información. No quiero entrar en detalle, pero solo mencionar que la información no es igual para todos, está la información privilegiada que el minorista no llega a ella.

Los objetivos que busca el Bolsista son, como dije, batir al Mercado. Al igual que en otro tipo de profesiones se debe de contar con una buena formación. Es imprescindible. De ella dependerá, en buena medida, el éxito en la Bolsa. Existen cursos gratuitos que nos enseñan a manejarnos en este mundo tan complejo, pero no estará de más acudir a alguno que imparten los profesionales aunque sea de pago, ya sabes que en la vida no hay nada gratis. Actualmente, Internet nos lo pone muy fácil para acceder a la formación, pero digo lo mismo que cuando hablé de la información: también está plagada de charlatanes. Es de lógica, que cuanto más prestigio tenga el ponente del curso mejor será y… más caro, pero te aseguro que será la mejor inversión que hagas en tu vida como Bolsista. Autodidacta en la Bolsa, me atrevería a decir, que es francamente imposible pues ya se ha llegado a un punto que es una doctrina consumada.

Los comienzos son muy difíciles: ¿dónde no? Los errores vendrán por todas partes, por eso es conveniente evitar pérdidas innecesarias. Prueba y error es un buen método para que llegue el éxito, pero si esto se hace de forma virtual durante un tiempo, el que sea necesario, ahorraremos muchos disgustos que repercutirán en nuestra liquidez que se destine al Mercado. Con el paso irremediable del tiempo y aprendiendo de cada operación que hayamos hecho, tiene que llegar lo que los matemáticos llaman la “media matemática positiva”. Es decir, la probabilidad de éxito en las operaciones tiene que ser superior al 50% y, a partir de este momento, estamos ya en disposición de entrar en el Mercado de forma real pero de puntillas y sigilosamente porque aún no estamos a la altura de los profesionales. En esta etapa, que sigue siendo de aprendizaje, los errores seguirán llegando pero es el momento donde el aprendizaje se convierte en el más relevante pues se pondrá en práctica las experiencias aprendidas. En este momento, se deben de evitar los derivados a toda costa pues es la etapa de adquisición de experiencias, no de obtener beneficios que ya vendrán cuando tengan que venir.

Siguiente problema a solucionar: elegir las empresas cotizadas en las que invertir. En todas se puede ganar dinero y, en todas, perderlo. Todos tenemos nuestras preferencias pues nuestra forma de operar no será válida para todas, entonces, no nos queda más remedio que buscarlas una a una para llegar a un número en el que nos encontremos cómodo para su estudio. Al principio serán unas poquitas para luego ir creciendo en número y llegar a la diversificación teniendo presente que la empresa que ahora es buena o mala no será así toda la vida. La información que hemos ido obteniendo ha llegado la hora de plasmarla y que dé fruto vía resultados en nuestra cartera.

Los costes de intermediación también forman parte del éxito. Fíjate que, es posible, que una inversión sea buena o mala atendiendo simplemente a estos costes. De aquí se deduce que es importante una buena elección del intermediario. Y también, cómo no, del número de títulos a negociar pues, en algunas ocasiones, las comisiones vienen dadas según tramos de importe efectivo. Estoy cansado de ver webs que nos indican el número de acciones de compra según unos ratios determinados y obvian las comisiones de los tramos. Error. Estamos ante los charlatanes del principio.

Aunque parezca irrelevante, el comportamiento humano afecta a la formación de precios en el Mercado. Si la percepción general es que la Bolsa sube, corremos a comprar para alimentar al Mercado, pero, por el contrario, cuando la percepción es bajista, el Mercado deja de subir, el profesional venderá en este momento, surge el pánico vendedor, la Bolsa cae porque ha estallado la burbuja y, lo peor de todo, nos ha pillado de lleno. Esto no puede ocurrir nunca. Recuerda que la tendencia y el volumen van de la mano, entonces, habremos salido con los profesionales y el resultado ha sido victoria para el Bolsista.

Y como imprescindible, y ya termino, es la recapacitación periódica de las decisiones que hemos ido tomando así como la rotación de la cartera para irla ajustando a los tiempos que nos toca ir viviendo. Consiste en ir cambiando unas empresas por otra según se comporten en ese determinado momento. Una cosa es tener valores preferidos, y otra muy distinta es cogerle cariño. Las compañías no estarán nunca de tu parte, no lo olvides. Si tienes que abandonar alguna porque no funciona, hazlo sin el más mínimo reparo hasta que cambie y vuelva a formar parte de tu cartera. Si has conseguido elegir a las mejores cotizadas, olvídate de la política, y de la macroeconomía, y de las huelgas, y… de lo que digan otros. Tú, en tu línea.

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