PARTE 2ª. Cuidados de la demencia senil
Como ya hemos dicho, la gran mayoría de las demencias son primarias y degenerativas y, por tanto, actualmente no hay ningún tratamiento que pueda frenar su progresión normal.
Sí disponemos de algunos fármacos que han demostrado tener algo de eficacia en la enfermedad de Alzheimer (donepezilo, galantamina, rivastigmina y memantina) y algunos de ellos también la tienen en otras formas de demencia senil (no solo en el Alzheimer).
Otras demencias son secundarias y tienen tratamiento específico para la causa que las origina (por ejemplo, cirugía para algunos tumores cerebrales o para la hidrocefalia; tratamiento con medicamentos en enfermedades como la diabetes (exceso de azúcar en sangre) o el hipotiroidismo (falta de hormonas tiroideas) que pueden mejorar el deterioro mental… Pero aún así no siempre se consigue frenarlo y, además, estas formas secundarias de demencia son poco frecuentes, como ya hemos dicho.
Es muy habitual que sea necesario administrar otros tratamientos, como medicamentos para los problemas de conducta (agresividad, insomnio, agitación…).
Existen hoy en día una cantidad enorme de fármacos que no han demostrado eficacia de ningún tipo en la demencia senil. Los nombraremos de pasada y no volveremos a hablar de ellos: hormonas, antiinflamatorios, ginsec, ginko biloba, vitaminas E y B, lecitina, ácidos grasos omega 3, citicolina (la “famosa” somazina), selegilina, hydergina, suplementos de cobre, piracetam, nimodipino… Tampoco han demostrado utilidad en la demencia senil la acupuntura, la medicina tradicional o las hierbas medicinales.
A fecha de hoy existe un acuerdo total en que el tratamiento de elección en el deterioro cognitivo continua siendo el cuidado y vigilancia de estos enfermos por parte de los servicios sanitarios y, sobre todo, por los cuidadores y personas allegadas a él. Esta es la auténtica piedra angular actual del tratamiento de la demencia senil en el mundo actual.
Por último, hemos de reseñar que el cuidado y atención a los enfermos con demencia senil implica con mucha frecuencia una serie de responsabilidades éticas y legales para la familia y cuidadores (capacidad de conducción o de portar armas, necesidad de testamento vital y documento de voluntades anticipadas, proceso de incapacitación y decisiones financieras…). Hablaremos de todo ello más adelante.