Entrenamiento en Habilidades Sociales II
A continuación, vamos a describir las técnicas que se utilizan para el entrenamiento en las habilidades de comunicación son: instrucción, modelado, ensayo conductual, retroalimentación, reforzamiento y generalización. Debemos entenderlas como partes de un proceso que pueden repetirse o ampliarse para obtener el mejor resultado posible.
Pasamos a describir las técnicas con más detalle:
Instrucciones: Son explicaciones claras, sencillas y específicas que funcionan como instigadores de las conductas que deben ejecutarse. Son utilizadas para centrar la atención de los participantes: en determinados aspectos de su comportamiento, en la ejecución adecuada de las conductas, y en que éstas sean reforzadas y afianzadas.
Recomendaciones:
- Deben emplearse a los largo de todo el entrenamiento, aunque de manera fundamental al inicio de cada sesión y antes de cada entrenamiento.
- Han de incluir: información específica sobre los comportamientos adecuados y explicaciones claras (ejemplificar) y razonadas (importancia y necesidad de ejecutar conductas).
- Implicar a los participantes: que aporten ejemplos o expliquen la importancia del cambio de conducta.
- Deben transmitir información breve, expresada en frases cortas, con un lenguaje inteligible no técnico y enfatizar los conceptos claves.
Modelado: Favorecer la emisión de las conductas adecuadas a través de la observación de modelos que la realizan y reciben reforzamiento por ello.
Recomendaciones:
- Respecto del modelo: similar al observador, no ser demasiado competente, mostrar una actitud amistosa y cercana, ser recompensado, utilizar diversos modelos para proporcionar varias posibles formas de actuación.
- Respecto a la forma de presentarlo: mostrar las conductas de forma clara, exhibir las conductas de forma progresiva de menor a mayor dificultad, repetir la técnica para favorecer las condiciones de sobreaprendizaje, las secuencias de interacción han de ser completas y tener sentido, reducir todos los estímulos distractores para facilitar la observación.
- Respecto al observador: debe ser instruido para que centre su atención sobre el comportamiento objetivo, desarrollar en él una actitud favorable hacia el modelo, asegurar su atención y comprensión animándole a realizar un análisis de la conducta del modelo, facilitar que adopte un papel activo: realizando comentarios, valorando, favorecer que practique las conductas observadas (simultáneamente o tras la observación).
Ensayo conductual: Practicar de forma intensiva las conductas objeto de entrenamiento previamente observadas en los modelos.
Recomendaciones:
- Respecto a los participantes: tener papeles auxiliares durante la actuación de otros, el monitor debe controlar la situación participando en las actuaciones de forma estructura, sobre todo al principio, realizar ensayos previos por parejas o grupos pequeños antes de la escenificación grupal.
- Respecto al desarrollo de la técnica: papel activo de los participantes, las situaciones y conductas a exhibir deben planificarse de menor a mayor dificultad, comenzar por situaciones planificadas e ir avanzando hacia situaciones improvisadas y reales, pasar de representaciones estructuradas (seguir un guión y utilizar como interlocutor al entrenador) a representaciones semiestructuradas (los interlocutores son los propios sujetos) y finalizar con representaciones no estructuradas (improvisadas y reales), repetir los ensayos tratando de evitar el cansancio o el aburrimiento (cambiar de situaciones, de contexto de entrenamiento…).
Retroalimentación: Consiste en proporcionar información al sujeto de su propia conducta para que pueda mejorarla, es inseparable del ensayo de conducta (se proporciona durante o después de éste).
Modalidades:
- Verbal (comentarios del entrenador y compañeros) o visual (filmaciones de su propia conducta).
- Aunque el visual es más fiable, preciso y objetivo conviene utilizar los dos, dada la tendencia a fijarnos en los aspectos más negativos de nuestra conducta.
Recomendaciones: Debe proporcionarse de forma inmediata al ensayo conductual, debe centrarse en las conductas objetivo, emplear un lenguaje comprensible, comenzar realizando un análisis objetivo de la conducta, dejando para después una valoración más global y referencias al impacto social de la conducta, indicar aquellas conductas que pueden mejorar, señalando comportamientos alternativos y sugerencias para mejorarla, realizar valoraciones personalizadas sin hacer juicios de valor.
Reforzamiento: Proporcionar consecuencias positivas al sujeto cuando emita la conducta apropiada o se aproxime a la que se desea fortalecer, el reforzamiento puede ser verbal o material, pueden ser administrados por los monitores, por los compañeros o por el propio sujeto (autorrefuerzo), los programas de reforzamiento pueden ser continuos (indicando durante la adquisición de la conducta) o intermitentes (para el mantenimiento de la conducta).
Recomendaciones: Ser aplicado contingentemente a la conducta, los refuerzos han de ser importantes para el sujeto y adecuado a la situación, los primeros comportamientos a entrenar y practicar en situaciones reales tienen que tener una alta probabilidad de ser reforzados.
Generalización: Consiste en asegurar que las habilidades sociales aprendidas se apliquen en situaciones distintas a las del entrenamiento, para ello es necesario seguir practicando los comportamientos adquiridos en diferentes situaciones y con distintas personas.
Estrategias de generalización: Reiterar los ensayos para producir el sobreaprendizaje de las conductas, abordar las situaciones más variadas y relevantes que sean posibles, variar los interlocutores, las condiciones de entrenamiento y contextos, utilizando los más similares a los de la vida real. Lo que requiere planificar gran parte de los entrenamientos o la totalidad de las sesiones en los contextos reales y realizar entrenamientos grupales.