Habilidades lingüísticas
La importancia de que el niño o niña tenga un buen nivel de lenguaje oral estriba en que este supone un instrumento principal de aprendizaje en la etapa infantil. Del mismo modo, el proceso de lectoescritura supone una habilidad lingüística y comunicativa, por lo que esto no sólo supone una buena pronunciación de los fonemas, sino también una buena comprensión y un amplio conocimiento del vocabulario básico.
- Articulación
Para una correcta articulación es imprescindible una adecuada movilidad, domino, control y velocidad de los órganos bucolingüofaciales (boca, lengua y cara). Los ejercicios básicos que aseguran un correcto desarrollo de estos órganos son la respiración, la masticación y la deglución (tanto de líquidos como de sólidos).
- Conciencia léxica, silábica y fonológica:
La conciencia léxica se refiere a la habilidad de distinguir las diferentes palabras dentro de una oración. Cuando existen problemas relacionados con la conciencia léxica aparecen uniones o separaciones inadecuadas en palabras.
La conciencia silábica supone ser capaz de distinguir las sílabas dentro de cada palabra. Los niños que necesitan trabajar la conciencia silábica a menudo cometen omisiones, por ejemplo, “pesona” en lugar de persona.
Y por último, la conciencia fonológica se refiere a la capacidad de comprender que el lenguaje se compone de sonidos, y que cada grafema (letra) va asociado a un fonema (sonido) correspondiente.
- Lenguaje oral:
Es evidente que antes de comenzar con el aprendizaje de la lectoescritura el niño debe tener adquirido un adecuado lenguaje oral. Esto se refleja en que debe poseer un amplio vocabulario, que tiene una buena comprensión del lenguaje oral, evidenciado en la realización de órdenes sencillas y a la hora de responder preguntas, y que es capaz de expresarse oralmente, mediante la construcción de oraciones sencillas.