Vitamina A - Retinol antixerooftalmica

La vitamina A es una sustancia extremadamente importante, teniendo en cuenta que frecuentemente aparecen poblaciones con deficiencia de la misma, especialmente niños.
 
La vitamina A es ligeramente amarillenta, estable al calor pero sensible  a la oxidación. Se altera cuando es expuesta al aire a temperaturas elevadas o a  los rayos ultravioletas. Las grasas y los aceites pierden su vitamina A cuando se enrancian.

Es necesario pues conservar los cuerpos grasos en ambiente frío y a la sombra o añadirles antioxidantes.

La vitamina A se encuentra en la naturaleza bajo diferentes formas. Las comunes son el retinol,  la provitamina A o carotenos, o carotenoides.

El retinol es la vitamina A tradicional que se encuentra habitualmente en los alimentos de origen animal, mientras que los carotenos se encuentran en verduras verdes, asociadas a la clorofila. Los carotenos  se transforman en la mucosa intestinal en RETINOL.

Provitamina A y actividad total

Los animales obtienen su vitamina A directamente o indirectamente de los vegetales. Los vegetales representan la única fuente de provitamina A disponible.

Se trata de sustancias coloreadas, los carotenoides, que los animales transforman parcialmente en vitamina A. La vaca y la gallina transforman la provitamina A en vitamina A en la leche y en los huevos.

Una cierta cantidad de provitamina A se escapa siempre de esta transformación, por lo que los productos animales contienen una mezcla de vitamina A y de sus precursores. Las fracciones relativas de uno u otro componente dependen en parte de la alimentación del animal, de la especie, incluso de la raza.

Los dos componentes (vitamina A y precursores) constituyen la actividad total de la vitamina A.

Los carotenoides son pigmentos amarillo-naranja que dan su color a las zanahorias (en latín carota, de ahí su nombre), a los camotes, a las melones,  a los damascos, a los duraznos y al maíz.

Están también presentas en las hojas verdes, pero están ocultos por la presencia del pigmento verde, la clorofila.

Contribuyen sin embargo a enriquecer la bella gama de los colores del otoño, cuando la luz se hace más escasa y la síntesis de la clorofila disminuye.
El betacaroteno parece ser teóricamente dos veces más eficaz que los otros carotenos para dar vitamina A.

Sin embargo, en el hombre, todo no ocurre de forma ideal y la cantidad de betacaroteno absorbido y utilizado depende de muchos factores (cantidad de grasa en el régimen, métodos de preparación de los alimentos -un puré de zanahorias cocidas en más eficaz que las zanahorias crudas- terminación de la digestión, presencia de vitamina E, etc.).

Se observan grandes diferencias no sólo entre las especies sino también entre los individuos en  su forma de utilizar los carotenos. Se estima que en la especie humana 1/6 aproximadamente del betacaroteno es transformado en vitamina A.
                                                           
Hipovitaminosis

La vitamina A es indispensable para el crecimiento, para la visión y para mantener en buen estado los tejidos epiteliales.

El ojo es uno de los primeros órganos que sufren de la avitaminosis A, pues la vitamina es uno de los componentes del pigmento retiniano (color en la retina).

En efecto, cuando la luz alcanza la retina en el fondo del ojo, el pigmento retiniano, llamado rodopsina, modifica su estructura al pasar de la forma “cis” a la forma “trans” del retinaldehído que es un derivado de la vitamina A.

El resultado de esta transformación es que, unas señales son enviadas por el nervio óptico al centro visual del cerebro que las convierte en imágenes.

En la oscuridad, la  rodopsina que contiene vitamina A, es regenerada pero siempre con una pequeña pérdida que debe ser compensada por un nuevo aporte de vitamina A.

Si la concentración de vitamina A en la sangre es demasiado baja, la restauración de la visión normal se hará lentamente, asimismo, la adaptación a la visión nocturna será defectuosa.

En efecto, un déficit de vitamina A es una causa frecuente de lo que se llama ceguera nocturna.

Una persona que carece de vitamina A puede experimentar grandes dificultades en conducir de noche, pues corre el riesgo de encontrarse momentáneamente ciega si ha sido encandilada por las luces de los automóviles que circulan en dirección opuesta.

Función de la vitamina A en el ciclo visual.

Otra función importante de la vitamina a consisten en mantener la integridad de los tejidos epiteliales, especialmente de la piel y de  todas las membranas que cubren los conductos  que se  abren hacía  el exterior del organismo.

En ausencia de vitamina A, estos tejidos  se alteran y se observa una especie de degeneración córnea: la queratinización. Esta queratinización aparece primero en las mucosas de la boca, la Garganta, de la nariz y de las vías respiratorias.

Las secreciones de las células mucosas son inhibidas, así como el trabajo de los cilios membranosos que tienen como  función el mantener limpia la superficie de las células.

Esta es una puerta abierta para toda clase de infecciones y  las bacterias que abundan en esas zonas  ya no son combatidas por la acción de los cilios. Es por esto que sinusitis, anginas, abscesos de la oreja, de la boca o de las glándulas salivales son manifestaciones frecuentas en hipovitaminosis A.

Vitaminas

Una deficiencia prolongada de vitamina A puede llegar a la formación de una piel seca y escamosa con depósitos de materia córnea alrededor de los folículos pilosos.

Los ojos pueden también presentar xeroftalmia, enfermedad en el curso de la cual no hay secreción de las lágrimas, los ojos se vuelven sensibles a la luz, los párpados están hinchados y purulentos, la infección bacteriana pueda entonces invadir el ojo, provocar úlceras de la córnea y hasta la ceguera si la enfermedad no es cuidada.

La vitamina A es además necesaria para la formación y la conservación del esmalte dental, la salud de las encías, de las glándulas sexuales del útero, de la vejiga y de las vías urinarias.

El contenido en vitamina A de la sangre permanece constante ya que el hígado libera la vitamina a medida que se necesita.

Las reservas constituidas por el hígado dependen naturalmente del aporte de la dieta. Las reservas hepáticas son por ellos mínimas al nacer y aumentan con la edad.

En ciertas enfermedades del hígado, por ejemplo la cirrosis, estas reservas están reducidas.

El hecho de que estas reservas existan normalmente explica porque los síntomas de carencia tardan bastante en desarrollarse.

Existen relaciones entre la vitamina A y las otras vitaminas, así la vitamina E y la vitamina C protegen la vitamina A de la oxidación y ejercen así una acción de ahorro frente a esta vitamina.

Funciones

Desde hace poco tiempo, se sabe que la vitamina A es necesaria para la formación de mucolisacáridos, componentes esenciales de las membranas mucosas, que, sin ellos, se deterioran.

La vitamina A sería también responsable de la liberación de una enzima necesaria a la formación del hueso a partir del cartílago, la síntesis del ácido ribonucleico (RNA) y la producción de ciertas hormonas ováricas .

Fuentes

Las fuentes más importantes de vitamina A son el hígado, la mantequilla y la yema de huevo. Los hígados de los animales de más edad son los más ricos así como los de los animales que han pastado en prados verdes.

Por otra parte, la mantequilla producida por animales que han pastado hierba verde es a menudo más amarilla y más rica en vitamina A que la obtenida de animales alimentados en un establo como ocurre en invierno.

Sin embargo, el color amarillo de la mantequilla o de las yemas de huevo no es una guía infalible sobre su contenido de vitamina A puesto que estos productos contienen al mismo tiempo carotenoides y vitamina A poco coloreada.

Las verduras amarillas o verdes son también importantes fuentes de vitamina a o más bien de provitamina A.

La intensidad del color amarillo o verde es un buen indicador de su valor potencial en vitamina.

Es así que las hojas exteriores verdes de los repollos o las lechugas son mucho más ricas en vitaminas A que las hojas más claras del interior.

 

Vitaminas

Los cereales (excepto el maíz), la harina blanca, el azúcar, los aceites vegetales incoloros, carecen de actividad de vitamina A.

La mayoría de los alimentos conservan su actividad también durante la cocción y los tratamientos tecnológicos, salvo cuando están expuestos al aire, el secado al aire, al sol o  temperaturas elevadas provocan grandes pérdidas.

Por el contrario, la evaporación, la pasteurización o la irradiación de la leche tienen poco efecto sobre el contenido de vitamina A.

Las verduras deben ser conservadas a baja temperatura, y la congelación rápida es un medio excelente. Las grasas animales deberán guardarse al fresco y a la sombra.

Recomendaciones

De acuerdo con las directivas de la OMS, las necesidades han sido fijadas para el adulto en 750 mg de retinol por día.

El aporte recomendado para las mujeres que amamantan es de 1200 mg por día.

No parece que la actividad física aumente las necesidades de retinol y se ignora cuál puede ser la influencia del coma

Las cantidades necesarias de Vitamina A son generalmente aportadas por una alimentación que incluye mantequilla o leche, hortalizas verdes y zanahorias. En este caso, se podrán incluso formar reservas.

Si en algún caso, como ocurre a menudo, en países tropicales, se desarrolla una carencia de vitamina A, es fácil solucionarla gracias al aceite de pescado o a cualquier otra fuente de vitamina concentrada.

Vitaminas

Toxicidad

Como ya lo hemos mencionado, todo aporte excesivo de vitamina A queda almacenado en el organismo y algunos síntomas de toxicidad pueden aparecer después de un cierto tiempo.

Estos síntomas se manifiestan por una falta de apetito, prurito, hinchazón dolorosa de brazos y de las piernas.

La hipervitaminosis A ha sido también señalada entre los exploradores del Ártico. Los síntomas (dolores de cabeza, vómitos, prurito) se manifestaron después de un consumo irreflexivo de hígado de oso polar.

Ahora bien, este hígado, según se sabe hoy en día, contiene enormes concentraciones de vitamina A.


 

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