Cómo actuar con niveles altos de Colesterol y Triglicéridos

El colesterol y los triglicéridos son grasas que se transportan en la sangre normalmente. Estas se producen en el hígado y en el intestino y son utilizadas por el resto del cuerpo humano para diversas funciones. En consecuencia; las grasas de la sangre provienen de lo que produce nuestro cuerpo y de los alimentos que consumimos.

A las concentraciones anormales de grasas en la sangre se le llama dislipemias. Un alto porcentaje de ellas se adquiere por herencia; sin embargo; también pueden deberse a una alimentación inadecuada.

Las personas obesas o con diabetes tipo 2, frecuentemente están afectadas. La complicación más importante de la dislipemia suele ser un infarto al corazón.

Uno de los errores mas frecuentes en la alimentación es consumir demasiadas grasas.

Existen fracciones de colesterol y son: colesterol de LDL (lipoproteínas de baja densidad) y colesterol de HDL (lipoproteínas de alta densidad).

La diferencia más importante es que tener concentraciones altas de colesterol de  LDL es perjudicial y, en cambio, el HDL lo “protege” de sufrir infartos.

Grasas saturadas: las grasas están formadas por unidades más pequeñas conocidas como ácidos grasos. Cuatro ácidos grasos constituyen la mayor parte de las grasas saturadas de la dieta: láurico, mirístico, palmítico y esteárico.

Los tres  primeros aumentan el colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad), mientras que el ácido esteárico no tiene este efecto.  La grasa animal proporciona alrededor de dos tercios de la grasa saturada de la dieta.

Las grasas saturadas se caracterizan por ser sólidas a la temperatura ambiente.

Mediante un proceso industrial llamado hidrogenación se puede convertir a los aceites vegetales (grasas insaturadas) en grasas más sólidas. Convierte algo de grasa poliinsaturada en monoinsaturada, y al hacerlo, se producen los ácidos grasos  “cis” y “trans” términos que se refieren a la estructura química que presentan. 

El ácido oleico es ejemplo de un ácido graso “cis”, y el ácido eláidico es ejemplo de un ácido graso “trans”. La estructura química de las grasas es importante porque en fecha reciente se demostró que las formas “trans” incrementan el colesterol de LDL, tanto como las grasas saturadas.

Grasa monoinsaturada. Las grasas monoinsaturadas, principalmente el ácido oleico, puede constituir hasta 15 % de las calorías totales de la dieta, hay evidencias recientes que sugieren que el ácido oleico puede reducir tanto el colesterol  de ldl como lo hace el ácido linoleico poliinsaturado. Sin embargo, en exceso puede provocar aumento de peso.

Grasa poliinsaturada. Hay dos categorías principales de este tipo de grasas, omega 6 y omega 3. El ácido omega 6 más importante es el ácido linoleico que se encuentra principalmente en el aceite de soja, de maíz y de girasol.

El pescado es la fuente principal de ácido grasos omega 3  (ácido eicosapentaenoico: EPA y docosahexaenoico: DHA), los cuales al consumirse en grandes cantidades reducen los niveles de triglicéridos en la sangre más que otras grasas insaturadas.
Grasa total.

En general, las grasas saturadas se encuentran en mayor proporción en los alimentos de origen animal, y las insaturadas en los de origen vegetal .

Sin embargo los alimentos contienen una combinación de ácidos grasos, tanto saturados como insaturados. La reducción de grasa en la dieta facilita la disminución en el consumo de grasa saturada y ayuda a la reducción de peso. Con ello también mejoran las concentraciones de grasa en la sangre.

Colesterol. El colesterol de la alimentación puede aumentar las concentraciones de colesterol en la sangre ambas fracciones, LDL y HDL). Además, hay evidencias que indican que el colesterol de la dieta puede aumentar la acción de las grasas saturadas para aumentar el colesterol en la sangre.

Carbohidratos. Los almidones se deben preferir sobre los azúcares y deben comprender más de la mitad de los carbohidratos digeribles de la dieta debido a que también contienen vitaminas, minerales y fibra.

Si las grasas de la dieta se disminuyen para ser reemplazadas por carbohidratos, en especial si son azúcares, hay una tendencia a disminuir el colesterol de HDL y a incrementar los triglicéridos VLDL.

Fibra. Son carbohidratos complejos no digeribles. Hay dos tipos de fibra, la insoluble en agua (celulosa, hemicelulosa y lignina), la cual acorta el tiempo de tránsito intestinal, y la fibra soluble (gomas, pectinas, psyllum y mucílago) que disminuyen las concentraciones de glucosa y colesterol en la sangre. 

Si se incluyen en la dieta alimentos ricos en fibra, es más fácil apegarse a una dieta con bajo contenido de colesterol y grasa saturada.

También se debe disminuir el consumo de grasa total, principalmente la de tipo saturada ya que se sabe que ésta aumenta el colesterol en sangre.

Las grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas se pueden consumir en cantidades moderadas; no tienen por qué eliminarse de la dieta si se tiene cuidado de no sobrepasar el aporte calórico de la alimentación diaria.

Se debe reducir la ingestión de colesterol, de carbohidratos (sobre todo los del tipo simple, también llamados azúcares) y aumentar el consumo de fibra.

Una alta ingestión de carbohidratos puede favorecer el aumento de los niveles de triglicéridos y tal vez el descenso del colesterol de HDL.

El consumo de grandes cantidades de alimento durante una comida puede ser suficiente para precipitar una pancreatitis en alguien con niveles altos de triglicéridos.  El consumo de alcohol cuando el nivel de triglicéridos es superior a 1000 mf/dl también puede desencadenar una pancreatitis. El síntoma inicial puede ser dolor abdominal intenso, en cuyo caso se debe buscar atención médica inmediata.


 

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