Los primeros pasos

Para iniciar la gran tarea de comenzar una huerta educativa, es imprescindible que las personas (tanto personas mayores, adolescentes o niños y niñas; así como los educadores y educadoras a cargo) que vayan a participar y se vayan a hacer cargo de la misma, sientan la necesidad y tengan entusiasmo por llevar a cabo tal misión.

Por ello es imprescindible que nuestro “grupo de trabajo” esté motivado. No es una tarea fácil y no la vamos a lograr un sólo día. Sin embargo, os proponemos una serie de actividades para poner en marcha el proyecto y que además favorecen el despertar de la sensibilidad medioambiental y el apego con el entorno:

  • Elaboración de un croquis.

Tenemos que pedir a los niños y niñas que hagan un croquis del terreno.

Adaptaremos la actividad según la edad del alumnado. Por ejemplo, si son alumnos de Educación Primaria, pueden tomar medidas exactas y, si el alumnado es de Secundaria pueden dibujar una representación a escala.

Así mismo, deberemos fomentar que el estudiantado se fije en la orientación geográfica, así como en el tipo de suelo y qué tipo de vegetación hay.

Una vez elaborado un croquis definitivo en un gran mural, puede exponerse en el hall del centro educativo y puede colocarse al lado otro tablón donde recoger sugerencia sobre qué elementos quieren, los niñas y niñas, que haya en su huerta, como por ejemplo un invernadero o un espantapájaros.

Croquis

 

También deberemos ir recogiendo sobre que elementos son indispensables en la huerta, comenzado a familiarizarnos con las herramientas y enseres propios de un huerto.

Así mismo, podemos complementar la información contenida en los croquis haciendo fotos del terreno.

 

  • Estudio del terreno.

Con todos los niños y niñas, incluidos los más pequeños, deberemos insistir en la observación de los insectos allí existentes. Una vez realizada la observación podemos hacer una fichas de registro, para conocer su nombre, qué tipo de alimentación tienen y si su presencia es beneficiosa o perjudicial en nuestra huerta.

Este análisis hará consciente al alumnado de que antes de establecer ahí una huerta, ya existía vida, con sus interrelaciones entre animales, plantas y los elementos inertes como son el aire o el agua.

Ficha

 

A partir de las fichas de observación propiciaremos la reflexión conjunta a partir de la propuesta de una historia donde aparezcan diferentes elementos de la huerta, como pueden ser: insectos, gusanos, caracoles, las plantas, el suelo, etcétera.

Con este cuento llegaremos a situaciones extremas, en las que por ejemplo, las mariquitas desaparecen. A partir de estas situaciones, fomentaremos que el alumnado reflexione sobre las consecuencias de eliminar elementos propios del ecosistema que es en sí la huerta.

Además, para finalizar, buscaremos información para conocer como mantener los “bichitos” beneficiosos en la huerta.

 

  • Limpieza del terreno.

Si el alumnado se encuentra el emplazamiento del huerto perfectamente limpio y preparado, les privaremos de una tarea esencial para “hacer del huerto algo suyo, algo propio”. Si los niños y niñas participan en las tareas de acondicionamiento del terreno, seguramente, luego serán más cuidadosos y cuidadosas en su mantenimiento y conservación.

Las tareas necesarias en esta fase serían:

  • Limpiar el terreno, en el caso que hubiera basuras y desechos no orgánicos.
  • Apartar las piedras y ponerlas en un sitio a parte, pues luego podremos utilizarlas para la delimitación de espacios.
  • Arar la tierra.
  • Añadir abono.
  • Vallar el terreno para que no entren animales como gatos o perros.
  • Comenzar con la tarea del compostaje.

Paralelamente a la tarea de limpieza del terreno hemos de tener en cuenta el proceso de compostaje.

Este proceso contribuye a profundizar en los conocimientos que los alumnos y alumnas tienen sobre las características del suelo (pues muchos niños y niñas conciben el suelo como un elemento inerte en el cual no existe vida, es decir, lo conciben como un mero soporte).

Suelo

 

Así mismo, el alumnado, gracias al proceso de compostaje va a ser consciente de la cantidad de residuos que pueden gestionarse mediante el compost y lo beneficioso que es el mismo para el suelo.

De la misma manera, obtendrán un conocimiento complejo sobre el ciclo de la materia.

De acuerdo con Mustin (1987), el compostaje es el proceso biológico de descomposición de compuestos orgánicos hasta la formación de un producto estable y rico en sustancias húmicas. A partir del proceso de compostaje, obtendremos un abono orgánico conseguido tras la biodegradación de la materia en presencia de oxígeno.

Compost

 

El proceso del compostaje es llevado a cabo por múltiples organismos descomponedores que comen, trituran, degradan y digieren las células y las moléculas que componen la materia orgánica.

Los principales “operarios” de estas labores son las bacterias y hongos microscópicos. También actúan un gran número de pequeños animales. Los más comunes son las lombrices, las cochinillas, los insectos y sus larvas.

Según vayamos quitando las hierbas del terreno las iremos colocando todas juntas en un montón (o en un recipiente apto para ello, siempre que tenga buena aireación), y le iremos añadiendo los restos orgánicos vegetales sin cocinar que se van produciendo en la cocina del centro educativo.

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