Aplicaciones por sectores

Antes de comenzar un análisis de los sectores de actividad a los que va dirigida la producción de energía originada a partir de fuentes renovables, se ha visto como conveniente mostrar al lector el esquema que define el sistema energético actual:

 

renovables



En la figura no están todas las fuentes de energía disponibles, solo las principales actualmente, pero puede observarse claramente que toda producción energética va dirigida a atender algún uso del que requiere un consumidor final. Pero aunque estos usos siempre son los mismos (iluminación, climatización, transporte…) las particularidades del sector en el que se lleven a cabo condicionará la forma de generar esa energía. Así, a continuación se van a ver los diferentes sectores de actividad y como las tecnologías “limpias” les dan cobertura:

1. Sectores productivos: abarcarían sector agropecuario, industrial y servicios. En cuanto a las actividades industriales que presentan un consumo de energía térmica constante (alimentación, bebidas, metalurgia, productos químicos…), cabe señalar que una instalación solar térmica de baja temperatura puede proporcionar el calor suficiente para un proceso concreto (lavado de envases al final de la cadena de producción) y, de no ser así, la biomasa puede ser un buen complemento o sustitutivo de la energía solar, en el caso de que se disponga de una fuente cercana (es el caso de las almazaras donde para mantener la temperatura de las mezclas se usan calderas alimentadas con orujillo, huesos de aceituna o restos de poda). De este modo, la biomasa ha adquirido especial importancia en multitud de explotaciones agropecuarias (invernaderos, secaderos, granjas, bodegas, destilerías…).

En cuanto a la demanda de ACS adquiere especial relevancia el sector turístico y de ocio, donde existen actualmente multitud de instalaciones que demandan grandes cantidades de agua caliente (piscinas climatizadas, balnearios, jacuzzis, circuitos SPA, etc.). Las instalaciones de energía solar térmica y las calderas de biomasa para la producción de ACS, empiezan a ser habituales en muchos hoteles, gimnasios y otras instalaciones deportivas.

Otro consumo importante, en este punto, es el eléctrico. Es curioso como multitud de plantas, que inicialmente proporcionaban energía a la propia industria en la que se ubicaban (como es el caso de las almazaras vistas anteriormente), han acabado transformándose en centrales para la producción y venta de electricidad a la red, debido generalmente a unas condiciones económicas ventajosas para las fuentes de energía “limpias”. En otros casos, un subproducto o residuo de la actividad industrial de que se trate ha adquirido un importante valor comercial (como el biogas producido en los digestores anaerobios de las estaciones depuradoras de aguas residuales) y por último, está el negocio de producir energía eléctrica a partir de una fuente renovable, habiendo surgido en el mercado multitud de promotores energéticos que han puesto en marcha grandes instalaciones de generación masiva (parques eólicos, huertos solares, centrales hidroeléctricas…).

2. Sector doméstico: a nivel domiciliario, se han construido en los últimos años multitud de edificios “inteligentes” que además de ser eficientes en cuanto al consumo energético, pueden llegar a ser “autosuficientes” si prevén desde su diseño sistemas de alimentación basados en tecnologías limpias.

Quizá uno de los que mas suene sea la energía solar térmica de baja temperatura, que instalada sobre las cubiertas de las viviendas proporciona ACS y/o calefacción (e incluso refrigeración) a los hogares situados bajo ellas; del mismo modo aparecen en los tejados paneles fotovoltaicos, que proporcionan energía eléctrica a las casas o que permiten a sus habitantes compensar el consumo eléctrico mediante la conexión y venta a la red.

La biomasa se usa desde los orígenes de la humanidad para calentar los hogares y el agua destinada a la higiene personal, esto sigue siendo así pero de modo cada vez más sofisticado, las viejas calderas de gasóleo se sustituyen ahora por otras alimentadas con briquetas o pelets, que cuentan con empresas que los distribuyen puerta a puerta. Menos frecuente es quizá la energía geotérmica en el sector doméstico, aunque en algunos países del norte de Europa sea muy común, con el objetivo de obtener ACS y calor a partir del subsuelo para las épocas de frío, pudiendo invertir el ciclo en verano para bajar la temperatura. Por último, ciertos consumos eléctricos de poca envergadura pueden ser cubiertos con energía minieólica o minihidráulica, que se estudiarán en el apartado dedicado al autoconsumo.

3. Sector transporte: la movilidad de personas y mercancías merece una atención especial y diferenciada, pues el transporte es el mayor productor de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial y el uso de tecnologías limpias en este sector es crucial para la lucha contra el cambio climático. Como ya se ha visto, el empleo de combustibles como el biodiesel o bioetanol en la industria del automóvil está alcanzando cierto nivel de implantación en los últimos años, y la escasa autonomía del vehículo eléctrico ha hecho que muchas marcas hayan sacado a la luz prototipos en los que un “techo fotovoltaico” proporciona al vehículo la posibilidad de recorrer más km sin necesidad de recargar sus baterías.

Otro proyecto que está dando sus frutos es la instalación de pilas de combustible en algunos automóviles, que pueden ser alimentadas con biogás (rico en metano) o con hidrógeno procedente del empleo de energías renovables (se está trabajando bastante en la electrolisis del agua mediante el empleo de aerogeneradores). 

Contenidos que te pueden interesar
Este sitio usa cookies para personalizar el contenido y los anuncios, ofrecer funciones de redes sociales y analizar el tráfico. Ninguna cookie será instalada a menos que se desplace exprésamente más de 400px. Leer nuestra Política de Privacidad y Política de Cookies. Las acepto | No quiero aprender cursos gratis. Sácame