Residuos Urbanos, Industriales y Peligrosos
El incremento en los mercados de los productos de “usar y tirar”, unido a tendencias sociales como el imperio de la moda y por supuesto al consumismo inherente a la sociedad occidental, han hecho que en la actualidad la generación de residuos sea un problema global pues cada vez es más difícil encontrar espacios disponibles para su vertido y que ello no repercuta en la salubridad del entorno. Así, se ha impuesto la “teoría de las 3 erres” como la más adecuada para evitar en la medida de lo posible el problema, siendo estas:
1º. Reducir: Consiste en evitar que el residuo llegue a producirse.
2º. Reutilizar: Aprovechar el residuo sin necesidad de transformarlo.
3º. Reciclar: Transformar el residuo para usarlo de nuevo.
Y tiene que ser en ese orden, de tal manera que el reciclaje sea la tercera opción y sólo se opte por reutilizar un desecho si no se ha podido evitar que se produzca.
Pero una vez producido el residuo, es necesario darle una gestión adecuada, para ello se han desarrollado métodos y tecnologías muy diferentes atendiendo al fin perseguido (reciclaje, restauración o eliminación), la naturaleza de los materiales, etc. Sin embargo, todos los sistemas responden a un esquema básico:
1º. Separación: Es fundamental que tanto el productor como el gestor de los desechos evite mezclarlos con otros de diferente naturaleza, se evitan así problemas operativos en las siguientes fases del proceso.
2º. Almacenamiento: En continentes adecuados a las propiedades físico-químicas del residuo, que impidan que este se descomponga o desnaturalice y quede condicionado negativamente para su tratamiento posterior.
3º. Transporte: Es la etapa donde se llevan los residuos desde el lugar de almacenamiento hasta el centro de gestión, y debe hacerse en condiciones de seguridad que serán más o menos restrictivas dependiendo de los materiales transportados.
4º. Reutilización y Reciclaje: Una vez en la planta se clasifican los residuos, algunos pueden volver a ser usados simplemente recargándolos o reparándolos, otros sin embargo requieren de transformaciones importantes para poder ser utilizados de nuevo.
5º. Valorización energética: Es el uso de los residuos como combustibles, en aquellas partes que tengan un contenido energético aprovechable.
6º. Eliminación: Depósito final en el vertedero de lo que no pueda recuperarse.
Atendiendo a su naturaleza existen diferentes clasificaciones de residuos, a continuación se van a estudiar una de las más extendidas, la que distingue entre urbanos, peligrosos y especiales.
1. Residuos Urbanos: Actualmente todavía hay quien habla de residuos sólidos urbanos (RSU), pero este término está cayendo en desuso porque los residuos líquidos se conocen como vertidos y los gaseosos como emisiones, y han sido objeto de estudio independiente. También se usa a menudo la expresión residuos domésticos. En cualquier caso se pueden considerar como expresiones equivalentes y son aquellos desechos sólidos que se originan en las viviendas como consecuencia de las actividades domésticas o en comercios e industrias, asimilables por su naturaleza a los anteriores, así como los procedentes de la limpieza de la vía pública. Según su composición los tipos principales de residuos urbanos son de papel y cartón, vidrio, envases (metálicos y plásticos) y materia orgánica.
Tras ellos existen otros residuos de menor importancia, en cuanto a cantidades producidas se refiere, como los procedentes de medicamentos, consumibles de impresoras y fotocopiadoras, o de ropa usada, que sin embargo no dejan de exigir un control sobre su producción y gestión.
En aquellas localidades donde existen instalaciones de clasificación y tratamiento de residuos urbanos, es básico para el buen funcionamiento de estas, implantar sistemas de recogida selectiva que posibiliten que los residuos lleguen separados a las plantas que los gestionan y esto pude hacerse de varias formas.En Europa por ejemplo el sistema más extendido consiste en identificar con colores los contenedores según el tipo de residuo que vayan a acoger (por ejemplo en Sevilla el contenedor verde es para el vidrio, el amarillo para envases, el gris para materia orgánica y el azul para papel y cartón) en Japón sin embargo la recogida se realiza separada en el tiempo, por ejemplo en Tokyo se retiran los desechos de materia orgánica tres días en semana, y los residuos de plástico, papel y vidrio dos días en semana, y cuidado con no respetar el calendario porque acarrea sanción.
2. Residuos Peligrosos: Son aquellos desechos cuya naturaleza puede provocar daños graves sobre el medio ambiente o sobre la salud de las personas a ellos expuestos. Según la Directiva Europea de Residuos del año 2008, se considera que son peligrosos aquellos residuos que sean explosivos, oxidantes, inflamables, nocivos, irritantes, tóxicos, cancerígenos, mutagénicos, sensibilizantes o ecotóxicos.
Son muchas las actividades que generan este tipo de residuos, y van desde las industriales (por ejemplo las taladrinas usadas como refrigerante o lubricante de las cuchillas de corte de metales) hasta las domésticas (como el filtro de aceite de un vehículo). Por eso es importante identificar a los productores, a los gestores intermedios y a los gestores finales de estos desechos, para repartir responsabilidades a lo largo del proceso y asegurar un correcto tratamiento de los residuos peligrosos.
Bajo un principio fundamental del derecho internacional “quién contamina paga” la legislación vigente en la materia responsabiliza al productor de la correcta gestión de los residuos peligrosos y para ello se establece, con diferentes criterios según el país, registros de gestores autorizados a los que el ciudadano o la empresa productora puede acudir para la cesión los mismos. Una vez en manos del gestor debidamente autorizado, y ya sea este intermedio (abarca desde un simple transportista hasta uno que lleve a cabo una transformación no definitiva de los materiales) o final (responsable del tratamiento último), el ciudadano queda libre de su responsabilidad que pasa ahora a aquellos que aceptan los residuos.
Es fundamental que los gobiernos adopten políticas para la reducción en origen de este tipo de residuos y para ello son deseables medidas que minimicen la puesta en el mercado de productos que contengan sustancias peligrosas, especialmente si tienen una vida útil muy corta.
3. Residuos Especiales: Es una categoría que abarca todos aquellos residuos que no presentan características para ser considerados peligrosos, pero que sin embargo su naturaleza no aconseja su tratamiento como urbanos. Normalmente se crean normas específicas que establecen como deben ser gestionados y los más importantes son:
a. Residuos clínicos: son los desechos procedentes de los hospitales y centros de salud, y su gestión debe ser un aspecto primordial a tener en cuenta dentro de la actividad cotidiana de estas instalaciones. Dentro de un centro hospitalario se producen residuos urbanos o asimilables a urbanos, pero los más preocupantes son aquellos producidos como fruto de la actividad asistencial o de investigación, que llevan asociados algún riesgo potencial para las personas o para el medio ambiente. Con este tipo de residuos se hace necesario adoptar medidas de control sobre su manipulación, recogida, almacenamiento, transporte, tratamiento y eliminación. En la actualidad, muchos hospitales han empezado a desarrollar y poner en práctica sistemas de gestión para el control sobre la producción de estos residuos y sus envases.
b. Residuos de construcción y demolición (RCD): Más comúnmente conocidos como escombros son los residuos procedentes de obras de edificación, de infraestructuras, de prospección, etc. Los RCD se consideran inertes por lo que no suelen ser difíciles reciclar ya sea como material de relleno en restauración de carreteras o reconvertidos en áridos para cama de tuberías, pero es muy importante que se encuentren “limpios” ya que en muchos casos llegan a las plantas de tratamiento mezclados con residuos domiciliarios (plásticos, papel y cartón, residuos sólidos urbanos en masa, etc.), e incluso pueden contener residuos peligrosos como baterías, amianto, aceites, etc. En los países donde hay escasez de canteras, como los del norte de Europa, es donde tienen más desarrollado el reciclaje de estos residuos que transforman de nuevo en materias primas mediante complejos sistemas de separación, trituración y tamización.
c. Neumáticos fuera de uso (NFU): El aumento del transporte rodado por carretera en todo el mudo, ha llevado aparejado un incremento en la demanda de neumáticos de todos los calibres. Como consecuencia del desgaste por rozamiento que sufren los materiales que los componen, los neumáticos son residuos importantes en cuanto a volumen especialmente en los países desarrollados donde, hasta hace poco terminaban frecuentemente en vertederos, muchas veces incontrolados. Hoy en día la legislación de muchos Estados obliga a gestionarlos de manera separada y se han creado plantas de reciclaje específicas para ellos, donde se aprovecha el caucho para mezclas bituminosas que luego se van a emplear en asfaltos de carreteras, pistas de deporte, céspedes artificiales, suelas de goma…
d. Residuos plásticos agrícolas: El material del que se componen las cubiertas de los cultivos bajo invernadero y otros revestimientos, genera a la postre un residuo difícil de gestionar, especialmente por los lugares donde se producen (alejados de núcleos de población importantes y entre ellos). En muchos lugares los agricultores se suelen deshacer de ellos mediante el vertido o la quema incontrolada. Esta última resulta especialmente peligrosa ya que se lanzan a la atmósfera elevadas cantidades de CO y compuestos tóxicos procedentes de los aditivos que se emplean en su fabricación.
Volviendo sobre el principio del tema, es importante no perder de vista la regla de las tres erres, ningún sistema de reciclaje de residuos por muy específico que sea o aunque use la mejor tecnología disponible, va a ser tan efectivo como las medidas de prevención en la generación de los desechos. Evitar el problema siempre es mejor que tener que solucionarlo.