El contenido

Ya hemos comentado la manera en que el contenido depende de otros factores fundamentales como nuestro objetivo, el tiempo o extensión, el público al que nos dirigimos y el tipo de presentación.

La idea fundamental es tener claro qué queremos conseguir con la presentación. Pero para conseguir nuestros objetivos, lo primero es saber qué quiere la audiencia.

Tal como explicamos anteriormente, por ejemplo, si como emprendedores realizamos una presentación ante un grupo de posibles inversores y público en general, tenemos que centrarnos en convencer a unos inversores concretos.

Tenemos que pensar por tanto, qué datos, qué comparaciones o metáforas, qué explicaciones, qué historias, qué emociones pueden conseguir convencer a la audiencia.

presentacion

 

Cómo seleccionar el contenido para una presentación

Cuando aconsejamos a los alumnos como realizar un trabajo fin de grado o fin de máster, normalmente recomendamos comenzar por un esquema.

Algunos expertos realizan primero una gran lista de ideas. Posteriormente seleccionan las ideas principales y las ordenan en un esquema. Es importante seleccionar el contenido más interesante o importante en función de la audiencia y del tiempo disponible. 

Un típico error de principiante es tratar de explicarlo todo, dar demasiada información en muy poco tiempo. 

 

El contenido ordenado se entiende mejor. Los distintos conceptos los agrupamos en bloques.

Tanto para realizar un trabajo como una presentación, es importante ordenar el contenido. Una forma práctica de ordenar el contenido es comenzar por un esquema, una estructura del trabajo, la conferencia o presentación.

La estructura más típica es ir de lo más general a lo particular. Por ejemplo, para realizar un trabajo sobre el sector hotelero de Sevilla, normalmente primero analizamos la evolución del turismo en España, la evolución en Sevilla, el sector hotelero de Sevilla y luego casos concretos.

Por tanto, una forma de estructurar la información es de lo más general a lo más concreto. Y una forma práctica de trabajar es realizar un esquema general, luego un esquema de cada apartado. Y por último ir añadiendo las explicaciones o el contenido concreto de cada apartado.

 

Otra opción, tal como hemos explicado, es realizar una lista de las distintas ideas que queremos explicar. Luego agrupar las ideas en varios grupos o bloques. Y por último ordenar los bloques.

Algunas presentaciones siguen otro orden. En vez de lo más típico, que es ir de lo general a lo particular, comienzan con lo específico y van a lo más general. En algunas presentaciones puede ser interesante partir de un problema concreto o un caso específico e ir hacia temas más generales.

En otras ocasiones, el orden sigue por ejemplo un orden de importancia o un orden cronológico. Es decir, explicar por ejemplo los diez pasos para la barbacoa perfecta y comenzar por el primer paso. 

Al público le gusta cuando le resulta sencillo seguir la explicación y encuentra una lógica en la secuencia de la presentación.

Jose Luis Durán

Profesor Titular de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Cádiz. España.

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