Papel de aguas o marmoleado
El papel de aguas o marmoleado es una técnica sencilla para teñir papel con resultados muy vistosos y sorprendentes. Esta técnica es un procedimiento muy antiguo. Contemos un poco de su historia.
El papel marmoleado tiene su origen en Japón, los japoneses lo usaban para escribir sobre él poemas u otros escritos.
De japón pasó a Turquía, lugar donde el papel de aguas o marmoleado tuvo mucho auge. Y alrededor del siglo XVIII llegó a Europa, principalmente a Italia, Francia y Alemania.
Cuando en Europa apareció la imprenta a color, esta técnica se hizo menos popular, y fue siendo sustituida. Sin embargo, esta es una forma única de obtener bellos papeles coloreados.
La historia cuenta que esta técnica habría sido inventada para obtener papel con aspecto de mármol, y por eso su nombre.
El marmoleado es un procedimiento que consiste en plasmar dibujos indefinidos haciendo flotar pinturas al óleo sobre una base de agua y cola. Estos colores se transportarían al papel donde queremos plasmar los colores.
La magia de esta técnica consiste en que cada dibujo es único e irrepetible.
Es un proceso en el que influyen la viscosidad del líquido usado como soporte, su tensión superficial, capilaridad, tipo de papel, composición y espesor de las pinturas... no menos que la habilidad técnica y artística del artesano que crea cada papel, que es único, pues es imposible hacer una réplica exacta.
¿Qué materiales necesitamos para realizar papel marmoleado o de aguas?
Los materiales pueden ser de plástico, madera, acero inoxidable, o cualquier otro material, pero nunca de aluminio.
Una cubeta o barreño lo suficientemente espacioso como para introducir los folios o papeles que queramos teñir.
Agua.
Pinturas al óleo.
Aguarrás.
Una varilla para remover el agua.
Folios o los papeles que queramos teñir.
Un espacio para dejar secar los papeles en posición horizontal.
¿Qué precauciones debemos seguir para realizar la técnica del papel marmoleado o de aguas?
Trabajar en un espacio ventilado en todo momento.
Usar ropa vieja, pues es posible que accidentalmente nos manchemos con la pintura al óleo o con el aguarrás.