Escribir es un proceso complejo que exige pensar, evaluar, modificar y reescribir
Escribir es un proceso complejo que exige buscar, leer, consultar, pensar, evaluar y modificar constantemente un escrito hasta lograr la forma definitiva; por tanto, escribir presupone el acto de reescribir. Solo de esta manera se puede lograr que un escrito sea adecuado, efectivo, coherente y correcto.
El problema importante, a tener en cuenta, tras reunir la información pertinente, necesaria y conducente, es la manera de ¿cómo se va a pasar de la idea a la palabra escrita? para lo cual es punto obligado definir la clase de texto o modelo a elegir para dar cauce a las ideas.
Ante dos señalamientos recurrentes que suelen hacerse en las aulas universitarias, uno, en el sentido de que escribir es innovar y que si no se innova no hay profundidad ni calidad ni justificación para el ¿por qué escribir? Y el otro, en donde al alumno se le dice que si no es original lo que ha escrito, entonces ha copiando y plagiado y, por lo mismo, es un plagiario.
Ante semejantes riesgos y acusaciones ¿Quién se atreve a escribir? ¿Quién quiere escribir?
Después de más de dos mil diecisiete años de historia, según calendario cristiano ¿A quién puede llamar original y novedoso?
Escribir es crear a partir de una hipótesis y de su confrontación con la teoría y el estado de la cuestión. Es acopiar y seleccionar información (orientada hacia la verificación de esa hipótesis), es evaluar la hipótesis bajo parámetros teóricos válidos, sustentables y sostenibles. Es redactar de forma coherente, para comunicar lo que se ha extraído de la información en el marco de esas singularidades.