Igualdad, diferencia, desigualdad
Los términos: igualdad, diferencia y desigualdad son usados de forma cotidiana con distintas implicaciones, de ahí que hemos de concretar a qué nos referimos con ello.
El término igualdad está indisolublemente unido al de diferencia, y también al de desigualdad. Cuando se comenzó a demandar la igualdad de derechos ciudadanos con la Revolución Francesa (1789), la igualdad, libertad y fraternidad universales eran la base de las demandas.
Una vez finalizada la revolución se pudo constatar que la palabra “igualdad” no incluía a las mujeres, pues los derechos reconocidos incluían sólo a los hombres. Entonces, ¿qué igualdad se reclamaba? Las mujeres no entraban dentro de las personas que debían formar parte de la ciudadanía.
De forma que, ya en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), se puede ver claramente a qué derechos se hacían referencia. Las mujeres, habiendo luchado en la revolución, no eran iguales a nivel de derechos que los hombres, ni tenían las mismas oportunidades. Esta desigualdad de derechos venía justificada por la diferencia sexual que hay entre los seres humanos.
Aquí está la clave de la cuestión. Personas diferentes en relación a su sexo y género no adquieren los mismos derechos sociales, culturales, políticos y económicos por el hecho de ser de uno u otro sexo-género.
Aunque hoy día podemos decir que a nivel legal muchos de los derechos están ya reconocidos (en muchos países, aunque no en todos), se puede constatar que no se hacen efectivos.
Contra la desigualdad de derechos y oportunidades se lleva actuando desde hace siglos. Es una evidencia que somos diferentes, lo que es cuestionable es que la diferencia limite las oportunidades y posibilidades de algunas personas a la hora de acceder a derechos, bienes y recursos sociales. Por lo que, la desigualdad implica la existencia de un grupo privilegiado que tiene poder sobre otro grupo discriminado.
La idea de igualdad de oportunidades aparece como un concepto de justicia social para las personas, independientemente de las diferencias han de tener las mismas oportunidades y posibilidades en los ámbitos laborales (que son los que nos ocupan).
Hemos de tener en cuenta que la adquisición de derechos y de oportunidades no implica que tengan las mismas posibilidades reales-efectivas.
Esta imagen nos daría para debatir y hacer otras preguntas como ¿quién a podido llegar hasta donde se celebra el partido? ¿quién ha tenido tiempo para ir al partido?