El Circulante Empresarial
El balance empresarial está formado por activos y pasivos. Estas partidas tienen finalidades distintas, los activos tienden hacia la liquidez y los pasivos hacia la exigibilidad.
Las partidas que forman el activo empresarial se agrupan según el ritmo de conversión en liquidez, de forma que el activo no corriente lo forman los elementos de la estructura económica que emplean más de un año en transformarse en dinero.
Mientras que el activo corriente está formado por lasa partidas que se hacen disponibles en un plazo inferior al año.
El activo corriente está formado por existencias o inventarios (materias primas, productos en curso de fabricación y productos terminados), inversiones financieras temporales, cuentas por cobrar (deudores, clientes y efectos a cobrar), y tesorería (caja y bancos).
Por otro lado, las partidas que forman el pasivo se ordenan según el momento en que las obligaciones de pago se hacen exigibles.
Los pasivos no corrientes están formados por las obligaciones de pago que vencen en un periodo superior al año. Mientras que el pasivo corriente lo forman las que vencen en un plazo inferior al año.
La estructura del pasivo corriente está compuesta por cuentas a pagar (proveedores, acreedores comerciales y no comerciales como entidades de crédito y Hacienda Pública).
Una vez conocidas la estructura y la ordenación financieras del patrimonio empresarial hay que establecer el volumen necesario de inversión en activos circulantes y la forma de financiación más adecuada para, posteriormente, analizar su calidad.
Todo esto está muy relacionado con la liquidez, la solvencia corriente y el equilibrio financiero empresarial.