TALES DE MILETO (~ 585 a.d.C.)

Es el primer pensador jónico de que se tiene noticia, y la única fecha que se conoce de él con cierta seguridad es el año 585 a.d.C., en que, según cuentan, predio un eclipse de Sol.

Como todos los filósofos jónicos, Tales se interesaba por el ‘ARJÉ’, o ‘principio de todas las cosas’, tal vez por influencia de aquella idea de unidad universal presente ya, como hemos visto, en las religiones orientales.

Igual que en aquellas, los filósofos querían encontrarse una cero necesidad o ley que lo gobierne todo’. Las ideas de Tales, que se nos han conservado a través de muy pocos fragmentos que citan autores griegos posteriores, son las siguientes:

  • El AGUA es el principio de todas las cosas.
  • Idea de un flujo universal (“todo se mueve“).
  • La causa motora: el alma.

Como vemos, en el pensamiento de Tales no hay realmente nada nuevo respecto a lo que ya habían dicho las religiones antiguas, salvo los términos emplea dos.

El ‘agua’ podría tal vez referirse al caos primordial, también llamado “, mare tenebrum” (=‘mar de las tinieblas’) en algunas religiones, y la idea del flujo universal concuerda perfectamente con el ‘retorno cíclico universal’ ; el alma, por fin, podría ser la ‘potencia intrínseca de principio caótico originario’.

 

ANAXIMANDRO DE MILETO (610-547 a.d.C.)

Otro pensador jónico, alumno de Tales según algunos. También de él se conserva muy poco. Sus ideas son más o menos las que siguen:

El INFINITO (“apeiron” = ‘indeterminado’), principio de las cosas.

Tal vez se refiera a la idea de ‘unidad universal’, o al retorno cíclico universal.

  • Eternidad y divinidad del ‘infinito’
  • Generación de los seres como separación de los contrarios.

 

Esta última idea, que tiene claras referencias a la lucha entre ‘caos’ y ‘orden’, volveremos a encontrarla más tarde entre los pensadores griegos partidarios de la ‘dialéctica’ como Heráclito, por ejemplo.

  • Eterno ciclo de generación y disolución de los seres (ley eterna de justicia)
  • Infinita sucesión de los mundos
  • Formación del mundo a partir de esferas en llamas

 

Curiosa idea: ¿cómo podía saber Anaximandro, hace nada menos que 26 siglos, que los planetas se forman a partir del progresivo enfriamiento de fragmentos de estrellas, y qie tal vez ése fuera el principio del universo (según la ciencia actual)?

  • La Tierra en el centro

 

No es, por supuesto, la ‘teoría geocéntrica‘ de Aristóteles y Ptolomeo, bastante posterior, como veremos. Debe de referirse más bien a la división del universo, que veíamos en Hesíodo, en ‘Cielo’, ‘Tierra’ y ‘Tártaro’.

  • Conformación de las especies animales en relación a las posibilidades de supervivencia.

De esta manera un tanto ingenua y hasta grosera aparece en Anaximandro un concepto que será de capital importancia en la moderna Teoría de la Evolución (Darwin): el de la relación que se establece entre la conformación orgánica y la posibilidad de supervivencia de una especie.

Falta, por supuesto, el concepto de los cambios lentos y progresivos para la adaptación gradual a las condiciones de vida.

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