Frecuencia de cambio

La rentabilidad de una vidriera es directamente proporcional a su planificación y a su diseño, por eso es importante tener en cuenta las temporadas: Verano, Otoño, Invierno y Primavera para saber cuándo preparar ofertas, rebajas y oportunidades de compra. Es importante tener en cuenta también los días festivos como Halloween, San Valentín, Navidad, Día del amigo, etc., para mantener satisfechas las necesidades de nuestros clientes.

También es significativo conocer el tipo de personas que pasan por delante de nuestro escaparate: si repiten el recorrido por su rutina laboral o habitacional, o si es una zona sumamente comercial. En ambos casos, cambiar un escaparate con mayor frecuencia mantendrá la curiosidad de los transeúntes, más que nada en estos tiempos en que el movimiento es permanente: el tráfico, las luces, las imágenes, todo se encuentra en permanente cambio. Según estudios realizados una persona tarda alrededor de un segundo en decidir si se para o no a mirar una vidriera y, entre uno y tres segundos, en decidir si entra a comprar o no.

Lo significativo es tener en cuenta que una vidriera estática y de poco recambio tendrá menos atención que aquella que se mantenga en permanente movimiento.

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Armando un escaparate

 

Tendencias

La nueva tendencia para el armado de un escaparate es reproducir escenas de la vida cotidiana para que el transeúnte se sienta identificado con algún momento de su vida y atraerlo hacia el producto en cuestión. Las grandes marcas europeas y americanas incorporaron esta técnica para introducir movimiento y drama en sus escaparates, saliendo de la estática de un simple maniquí, e incorporando otros elementos como bicicletas, sillas, mesas, motocicletas, regaderas, posturas desestructuradas en los maniquíes, por ejemplo: para exhibir un traje de baño los recuestan boca abajo, con las piernas dobladas hacia arriba y los brazos apoyados en los codos, como si estuviera leyendo un libro en la playa.

Esta desestructuración y la ruptura de la imagen hierática del maniquí acerca al peatón, creando curiosidad e identificándolo con una escena de la vida real, emoción que genera empatía y deseo de estar en ese lugar.

Introducir esta tendencia en nuestro local no es costoso si tomamos en cuenta los elementos que ya tenemos y les damos otro lugar de exposición dentro de un escaparate.

Veronica Malena Terroba

Diseñador de Interiores y equipamiento

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