Consejos para crear inspiración

Interrogar la idea

Pensemos que ya tienes una idea que puede haberte asaltado mientras estabas en el súper, en el trabajo, en el metro, al escuchar una conversación, al ver una fotografía. Las ideas están por todas partes, solo tienen que despertar algo en tu interior, encender la chispa que te anime a seguir adelante por ese camino.

Esa idea principal te gusta, pero está inacabada, le faltan muchos datos, detalles, lugares, personajes…

¿Cómo hacemos para que esa pequeña idea se convierta en un relato, un cuento, una poesía, o una novela? Le haremos preguntas.

Os animo a coger una pequeña libreta, anotar en ella la idea general y, después, empezar a interrogarla. Cuantas más preguntas, mejor.

 

Pongamos un ejemplo:

Nuestra idea viene al pasear. Nos hemos fijado en una mujer mayor, sentada en un banco, con la mirada perdida, echando de comer a las palomas de forma ausente.

¿Quién es esa mujer?

¿Qué edad tiene?

¿Por qué parece tan triste?

¿Vive sola?

¿Tiene hijos?

¿Cuáles fueron sus sueños?

¿Pudo realizarlos?

¿Fue ama de casa?

¿Tuvo un buen trabajo?

¿Está casada?

¿Viuda, soltera, separada?

Podemos seguir con todas las preguntas que se nos ocurran. Después las contestamos. Nos sorprenderá el abanico de posibilidades que se abre ante nosotros. A partir de ahí, dejaremos volar nuestra imaginación. Pronto veremos el inicio de nuestra historia.

 

Observar una fotografía

Pongamos el caso que no tenemos ninguna idea en mente, ninguna imagen, estamos en blanco, no se nos ocurre nada, ¿qué podemos hacer? Recurriremos a las fotografías, las imágenes pueden aportarnos infinidad de ideas.

Si queremos hacer un libro autobiográfico, lo ideal será recurrir a nuestro álbum de fotos. Si lo que queremos es una historia inventada de principio a fin, podemos recurrir a revistas o a salir y hacer fotografías de lo que veamos. Ya sea un paisaje, un parque, nuestro cuarto, no descartéis nada. Después las contempláis con detenimiento e intentáis encontrar esa idea que se os resiste.

Pongamos un ejemplo. Hemos salido a la calle y hemos fotografiado a una mujer de mediana edad comiéndose un helado. Nos fijamos en su cara, no parece feliz, tal vez se haya comprado el helado para alegrarse el día. ¿A  dónde va? No parece tener prisa, quizá la hayan despedido, puede que se haya incluso separado.  O puede que haya ido a la heladería porque el joven que la atiende es atento con ella y es lo que necesita ahora, compañía y buenas palabras. El chico es algo más joven que ella, pero le gusta. A partir de aquí ya comenzamos a vislumbrar la posible historia. ¿Un amor imposible? ¿Un amor que, al final, lleva a producirse pero que la sociedad intenta romper? Tal vez no sea la sociedad, sino ella, que al fin y al cabo, está llena de prejuicios e, inconscientemente, rompe esa relación porque cree que no es la adecuada para ella. Siempre pensando en el qué dirán y no en su propia felicidad.

De las imágenes podemos encontrar la idea que nos faltaba. Animaros a probar.

 

Recurrir a noticias en periódicos o de actualidad

Otra buena opción es recurrir a las noticias. Pueden ser de actualidad o no. Si buscamos en los artículos de periódicos, veremos la de ideas que podemos encontrar con facilidad.

Si lo que queremos es escribir una historia de ciencia ficción, es buena idea leer revistas de ciencia. Las revistas de misterio nos pueden aportar ideas para una novela de terror o ficción.

Los periódicos pueden aportar ideas para una novela contemporánea.

Es un método donde las ideas no tienen fin, podemos encontrar un sinfín de posibilidades.

 

Escribir sin pensar

Por último, algo que sirve a muchos a la hora de no perder la costumbre de escribir, es la escritura automática.

Consiste en coger papel y bolígrafo, o el ordenador, y escribir cualquier cosa, sin pensar, sin detenerse a mirar qué se está escribiendo. Poned una palabra, la primera que se os pase por la cabeza y, a partir de ahí, intentad escribir una frase tras otra, luego un párrafo, seguido de varios más, hasta completar un folio o varias páginas. No lo leáis hasta pasado un tiempo. Hacedlo cada día y después coged todas esas hojas llenas de palabras y leerlas con tranquilidad. Es muy posible que de ahí saquéis una idea o, puede incluso, que tengáis el boceto de alguna historia.

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