Protocolo de trabajo para estudiar la función auditiva

Los siguientes pasos tienen como objetivo comprobar la funcionalidad auditiva, de forma cuantitativa como cualitativa. La mayoría de estos procedimientos serán realizados por profesionales capacitados, sin embargo es bueno que los docentes conozcamos el proceso para la interpretación de los resultados. De este modo podremos realizar una adecuada intervención.

Son los siguientes:

Otoscopia: es la maniobra de exploración detallada del conducto auditivo externo y la membrana timpánica con el otoscopio.
La audición por conducción aérea o por vía aérea: su objetivo es obtener los niveles mínimos de intensidad a los que la persona explorada es capaz de percibir estímulos acústicos presentados en forma de tonos puros por vía aérea.
La audición por conducción ósea o por vía ósea se produce cuando las vibraciones (con sus cualidades de intensidad y frecuencia) de un objeto vibrante aplicado sobre el cráneo son transmitidas por el hueso directamente al oído interno, obviando la participación del oído externo y medio en el proceso de la audición.
El umbral de molestia: es fundamental en el proceso de adaptación de un audífono y debe efectuarse en todas aquellas personas que sean muy sensibles a los ruidos.
La audiometría tonal: valora la función auditiva de forma cuantitativa a través de un audiómetro, con tonos puros (procedentes de una máquina)
La audiometría vocal: es fundamental para pruebas escolares, valora la capacidad de un oyente para reconocer sonidos del habla de forma cualitativa.
La acumetría: se obtiene una cuantificación poco precisa, pero muy orientativa, acerca del grado de audición. Consiste en decir series de palabras a distintas distancias del paciente 1, 4 y 6 metros, y cuantificar el grado de discriminación de la voz.

Manual de audioprotesismo (2006), Dr. Rubén Rodríguez Medrano y Patricia A´Gaytán Rodríguez.